
La historia en bolsa de la papelera Lecta se ha quedado en nada. La compañía anunció ayer la suspensión sine díe de la operación, el mismo día en el que cerraba la tanda de negociaciones para cotejar el interés de los inversores y fijar el precio definitivo para su salida que, en principio, partía de un rango de entre 0,60 y 1,20 euros por título.
En sólo tres líneas, la antigua Torraspapel ha liquidado una operación que ya de por sí era bastante reducida por tamaño para la bolsa española, a pesar de que reconocen "estar satisfechos con el nivel de demanda" que han "detectado" entre los inversores. Según este breve comunicado, "la compañía quiere continuar avanzando y completar su estrategia de transformación productiva. El objetivo es un modelo de negocio integrado (...) incrementando la producción".
Una salida venida a menos
La valoración de Lecta por comparables ofrecía una capitalización cercana a los 700 millones de euros, resultado de los 400 millones que arrojaban los números de la compañía en base al resto de papeleras españolas y los 315 millones de euros de la ampliación de capital. Pero lo cierto es que el rango de precios ofrecido por la compañía redujo su valor a sólo 100 millones, sin contar la OPS. A ello se sumaba una carta de presentación difícil de comprar en mercado: la papelera estaba en pérdidas desde 2011 con una deuda de 600 millones de euros -cinco veces su ebitda, frente a la media de 0,77 veces del sector en España- y que pretendía liquidar parcialmente con la salida. Fuentes del mercado sugieren que el fondo británico CVC, accionista mayoritario de Lecta con el 61,1%, habría visto frustrada así su intención de comenzar a desinvertir en su capital, del que forma parte desde 1999.