Aena avanza en el rediseño de su estrategia comercial para impulsar los ingresos de las tiendas, bares y restaurantes de los aeropuertos de su red, que ya aportan el 25,3% de la facturación total. Tras el cambio radical que están registrando los aeropuertos de Ibiza, donde se podrá encontrar sushi y un Starbucks, Gran Canaria y El Prat, que tendrá 4.000 metros cuadrados más para bares y restaurantes, ahora le toca el turno a Málaga, Alicante y Palma de Mallorca, que enfrentan la finalización de sus contratos entre 2018 y 2019, respectivamente.
Así, el gestor aeroportuario ya está preparando tres grandes concursos para renovar y ampliar la oferta gastronómica de estos tres aeropuertos, que son de los más importantes del grupo por número de pasajeros, para impulsar los ingresos no regulados.
En concreto, la compañía que preside José Manuel Vargas va a lanzar la licitación del área de restauración del aeródromo malagueño en julio o septiembre de este año ya que la concesión actual termina el ejercicio que viene. El rediseño de la zona ya está listo y contempla ampliar la oferta de restauración actual en cuatro locales, por lo que saldrán a concurso un total de 26. En cuanto a Palma, que recibe más de 26 millones de pasajeros al año, y Alicante, con unos 12,3 millones anuales, el proceso se abrirá a lo largo de 2018 por lo que todavía no se ha ultimado las características.
Aena está trabajando en potenciar y diversificar su negocio no regulado para seguir creciendo y cumplir con los accionistas ante el techo impuesto en el aérea regulada por el DORA. Y es que, el Ejecutivo ha fijado una rebaja anual del 2,02% de las tasas aeroportuarias que limita el crecimiento de los ingresos no comerciales a pesar del boom de tráfico de pasajeros. En 2016, el negocio aeroportuario creció un 7,2% hasta los 2.502 millones de euros mientras que el comercial subió un 10,5% a los 939,7 millones de euros. El área inmobiliaria aportó 62 millones de euros, un 8,7% más que en el mismo periodo del año anterior.
Desarrollar hoteles y oficinas
Dentro de los planes de impulsar el negocio no regulado, el grupo está estudiando incluir el aeropuerto de Valencia y el de Málaga en el plan de desarrollo inmobiliario que contempla la construcción de hoteles y oficinas en los terrenos aledaños a los aeropuertos que están sin explotar. El aeródromo valenciano tiene varios miles de metros cuadrados vacíos y el malagueño tiene menos pero bien situados lo que los hace interesantes para la construcción de edificios comerciales.
Aena ya ha contratado a las ingenierías Idom y Arup y a la consultora CBRE el desarrollo de un plan maestro para darle uso comercial a los terrenos que tiene libres y ocupados con activos no rentables en Madrid y Barcelona. La empresas empezaron en octubre del año pasado a analizar el desarrollo de los terrenos de forma coherente e integral y, según explicó el gestor, está previsto que el proyecto esté listo después del verano. Así, una vez finalizada esta primera parte, el plan es ampliar el proyecto de desarrollos inmobiliarios a otros aeropuertos como los antes mencionados.
En principio, el plan de Aena no pasa por vender suelo, si no por buscar fondos que inviertan en la construcción de hoteles y oficinas (no se pueden construir pisos) que sean operados por gestores independientes.
