Las ingenierías españolas rompieron en 2016 con seis años de destrucción de empresas, empleo y facturación gracias al fuerte impulso de la actividad internacional, que compensó la severa contracción que, un ejercicio más, experimentó la licitación de obra pública en España.
Las perspectivas para este curso discurren por la misma senda, con una mejora en el negocio exterior y una nueva caída de la contratación de las administraciones nacionales.
De acuerdo con los datos de la patronal Tecniberia, el sector mantuvo en 2016 el número de empresas de ingeniería, con 1.500 sociedades. Representa el 50 por ciento de las que había en 2009, pero al menos frenó la destrucción que consecutivamente ha registrado desde entonces. Esta contención se trasladó al empleo, que se situó en 55.000 trabajadores, cifra similar a la de 2015, aunque representa un 35,2 por ciento menos que hace siete años.
Mientras, la facturación del sector de la ingeniería en España se elevó hasta los 8.500 millones de euros, lo que supone un incremento del 3,6 por ciento sobre los 8.200 millones que alcanzó en 2015. Un cambio de tendencia después de que en los seis años anteriores la cifra de negocios se contrajera un 40 por ciento, desde los 13.667 millones de euros de 2009.
El alza de los ingresos de 2016 se sustenta en la actividad internacional, que ya pesa el 75 por ciento. Se ha dado así la vuelta la situación que había en 2007, cuando el 25 por ciento de la facturación procedía del exterior y el 75 por ciento del mercado español. El año pasado, la licitación pública para las ingenierías se situó en 333 millones, un 24 por ciento menos que los 440 millones de 2015. Y todo apunta a que la tendencia continúa. Como muestra, en el primer trimestre, la licitación alcanzó 45 millones, lo que implica un 45 por ciento menos que los 82 millones de 2016.
El presidente de Tecniberia, Juan Ignacio Lema, advierte, asimismo, de que el Presupuesto de 2017 contempla un recorte de la inversión en obra pública del 20,6 por ciento, hasta 7.540 millones, "la menor cifra de la serie histórica". Esto, además, tiene un efecto malicioso sobre el proceso de internacionalización, avisa, ya que "corremos el riesgo de perder las referencias nacionales para poder competir" en el mecado internacional.