
Fundado en 1966, el Banco Asiático de Desarrollo (ADB, por sus siglas en inglés) arrancó con la difícil misión de fomentar el crecimiento económico en la región por medio de inversiones en distintos sectores y asesorar para la ejecución de reformas macroeconómicas, institucionales y sectoriales en la zona.
Así lo explica su director general, el gallego y economista Juan Miranda, el primer español en el organismo, del que dejará de formar parte este mes: "Quiero dedicarme a otras cosas. Mi futuro estará cerca de la empresa privada interesada en hacer cosas en esta zona", revela.
¿Qué ha motivado la decisión de dejar su cargo en ADB?
Llevo 14 años en ADB, sin contar tres años a mediados de los años 80, etapa que coincidió con la entrada de España en el accionariado del banco. En principio, esta segunda etapa iba a durar dos años, pero al final seguí más tiempo. Esta decisión estuvo probablemente escondida en el eslogan el tiempo pasa rápido cuando uno lo pasa bien, así como en el tipo de trabajo. Así, pasé por un replanteamiento estratégico del banco, dos recapitalizaciones, reestructuraciones de equipos, la creación de servicios y productos financieros y otras reformas para hacerlo eficiente, rápido e innovador. Como bien es sabido, la banca multilateral es lenta, llena de procesos internos con poco sentido y muy adversa al cambio y a colaborar con terceros. Dar a esto la vuelta es necesario y divertido, aunque queda mucho por caminar.
¿Pondrá fin así a su trayectoria?
Mi intención es seguir en el plano internacional, trabajando en esta región y en otras. La idea es colaborar con empresas españolas interesadas en este mercado, por medio de una boutique independiente, cuyo servicio incluiría la búsqueda de financiación para el desarrollo de proyectos, contratos llave y adquisiciones.
Desde 2004 es director de ADB y desde 2013, consejero delegado. ¿Qué diferencias percibe entre el estado de la entidad cuando llegó y su situación actual?
Los éxitos tienen más dueños que los fracasos, de forma que lo que hice fue una tarea en equipo. En cualquier caso, entre todos hemos hecho cambios y cometido errores. Cuando llegué, el banco prestaba anualmente 4.447 millones de euros; hoy, sus operaciones se acercan a los 17.803 millones. En 2004, el sector privado apenas contaba para ADB, mientras que hoy esta actividad es equivalente al casi 25% de su actividad. Además, por esa época, el banco no hacía operaciones en moneda local y ahora las hacemos en muchos de nuestros mercados. Asimismo, durante estos años establecimos una estrategia a largo plazo y la ejecutamos. Por otra parte, en 2004, la gran mayoría de las operaciones se realizaban desde la sede en Manila, mientras que hoy, el 60% del personal ha sido transferido a oficinas regionales.
En relación con el personal, mientras que en ese año la mayoría eran hombres, ahora, el 35% son mujeres. Por último, por entonces, el banco no había revisado sus sistemas de contratación y políticas medioambientales o sociales, mientras que hoy tenemos los sistemas más progresivos.
¿Va a ir ganando fuerza el mercado asiático de cara al futuro?
Éste va a ser sin duda alguna el Siglo de Asia. La zona ya es un mercado esencial para todo el mundo y seguirá creciendo. Estimamos que de aquí a 2050, la zona va a representar como mínimo el 50% del PIB mundial. Cerca de 500 millones de habitantes en Asia ya se están acercando a ingresos per capita equivalentes a 35.606 euros, niveles similares a los de países europeos. Por otra parte, el crecimiento económico sigue siendo alto, especialmente comparado con el de Europa, con tasas anuales por encima del 6%. Hace dos décadas, el 50% de la población de Asia estaba inmerso en pobreza absoluta, mientras que hoy se trata del 13%. Por otra parte, el sector privado vive su mejor momento, incluida la banca y muchos de los mercados de capitales. China ya la segunda potencia mundial, esta reorientando su economía hacia un mayor consumo interno.
Pero no todo será positivo...
Claro está, no todo es un mar de rosas. En primer lugar, el Siglo de Asia no está preordenado. La zona requiere más y mejores infraestructuras, servicios y reformas. También tiene que resolver sus problemas medioambientales. De aquí a 2030, en torno al 60 o 70% de la población vivirá en ciudades muy grandes, muy pocas con suficientes servicios básicos, incluidos un transporte urbano eficiente, agua y saneamiento. Casi 600 millones de personas están sin acceso a electricidad y cerca de 1.000 millones andan escasos de agua potable. El sector privado aún necesita más y mejores plataformas legales y de regulación para prosperar y atraer socios internacionales.
Por último, ¿cómo percibe el plano internacional con la nueva Administración Trump, el Brexit, etc.?
EEUU va a reducir sus aportaciones al desarrollo y pedir más cuentas a la banca multilateral. Por otra parte, el anunciado programa de inversión en infraestructuras va a atraer el interés de empresas internacionales, entre ellas españolas. Con respecto al Brexit, un escenario podría ser una mayor competencia entre compañías del Reino Unido y la UE. No debemos olvidar que Reino Unido tiene grandes empresas, tecnología punta, contactos en Asia, bancos sólidos y fondos de inversión con dinero y track-record. En Asia tienen relaciones desde antaño y en los países donde no son tan fuertes, las están construyendo. Europa lamentablemente no actúa como bloque unido en muchos casos. De todos modos, más que el Brexit, a mí lo que me preocupa es la geopolítica, la cuarta revolución industrial y el envejecimiento. Estos son riesgos y de gran envergadura y los ganadores serán quienes los descifren bien y a tiempo.