La empresa española Supracafé nació en 1990 de la mano de tres socios: Ricardo Oteros, Raúl Gil y Vicente Arregui. Especializada en la producción de cafés cien por cien arábica para la alta hostelería -cuenta entre sus clientes con hoteles de lujo y restaurantes con estrellas Michelín- es en la primera firma española del sector que cuenta con hacienda propia en Colombia, donde produce de forma exclusiva y limitada. Su objetivo es replicar una cultura del café, al igual que ha ocurrido con el vino.
¿Cómo surge la idea de entrar en el sector del café?
Es un mercado que hasta el año 1979 en España estaba bajo el control estatal. Y además, lo que se vendía era café torrefacto, que se obtiene tras una mezcla con azúcar. Nosotros pensamos que había un nicho de mercado para la venta de café natural. Queríamos ofrecer un producto de máxima calidad, controlado desde el origen y así constituimos la empresa en el año 1990. Nuestro factor diferencial es que Expocafé, la sociedad exportadora de las cooperativas de caficultores de Colombia, adquirió el 25 por ciento de nuestro capital.
¿Hay cultura del café en España?
Estamos varias décadas por detrás del vino. Queda mucho por hacer, aunque es cierto que el desarrollo de las cápsulas ha contribuido con un gran labor didáctica y el mercado es cada vez más sofisticado y con más formación. El café es como el vino, depende del terroir, de las variedades y de los procesos de elaboración. No se trata solo de producir, sino también de innovar. En Colombia validamos más de 200 variedades de café arábica, produciendo microlotes de alta calidad.
¿Y tienen plantaciones propias en Colombia?
Sí, queremos replicar con el café el modelo de Vega Sicilia con el vino. Por ello, compramos en 2008 una finca de 140 hectáreas en la región de Cauca, una de las zonas más castigadas por la guerrilla, para controlar la producción y vender solo arábica de máxima calidad. Hay que tener en cuenta que el proceso de producción sufre un gran retraso respecto al de tueste o envasado. Es como si para elaborar vino siguiera habiendo pisado de la uva.
¿Y apuestan por la innovación?
Participamos en el desarrollo de un parque tecnológico para la innovación con el café denominado Tecnicafé. Es una corporación público-privada en la que, además de Supracafé, están involucrados el Gobierno del Cauca, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Amucc -Asociación de Mujeres Caficultoras del departamento del Cauca- y Multiscan, empresa de alta tecnología aplicada a los procesos de producción de alimentos. Aplicamos la innovación y la tecnología desde un compromiso de producción sostenible, generando valor.
¿Están especializados básicamente en hostelería?
Sí, nos dirigimos a hoteles de lujo, como el Palace, el Ritz o el Villamagna en Madrid, y a restaurantes con estrellas Michelín. Contamos con 1.500 establecimientos de alta hostelería como clientes, a los que ofrecemos, además, la posibilidad de desarrollar blends personalizados. Nuestro factor diferencial es un café de alta calidad, fundamentalmente de Colombia, pero también de otros orígenes, como Brasil o Guatemala. Y ni en los peores momentos, hemos introducido por ejemplo café robusta, más económico.
¿Y quieren llegar también al consumidor final directamente?
Hemos empezado a hacerlo a través de la tienda online. No es fácil porque nosotros queremos garantizar unas propiedades que en la posterior conservación en el domicilio pueden verse alteradas. Estamos pensando también en vender en tiendas boutique.