
CLH dio a conocer los resultados del Grupo durante 2016 de forma agregada, incluyendo su actividad en el extranjero, el pasado 13 de marzo. No obstante, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha publicado recientemente sus resultados dentro de nuestras fronteras: obtuvo 202,8 millones de euros de beneficio neto, un 16,5% más que en 2015, equivalente al 93% del total.
CLH no es una empresa regulada, pero sí supervisada por la CNMC, en atención a su posición dominante en el mercado, lo que también comporta limitaciones a su accionariado. Ejerciendo esa labor supervisora, el regulador ha publicado los datos correspondientes a España, que revelan su preponderancia en el Grupo: sobre un resultado bruto operativo (ebitda) total de 338 millones, España aportó 258,4 millones, el 94,8%; su volumen de negocio dentro de nuestas fronteras -no facilitó datos de la global- ascendió a 616,1 millones, un 3,3% más.
Jorge Lanza, consejero delegado de la compañía, comentaba durante la citada presentación que "la empresa tiene que crecer fuera; no podemos olvidarnos de España, pero la demanda está plana". Según sus previsiones, espera un incremento del 2% -podría llegar hasta el 2,7%-, pero a partir de 2025 se equilibrará, para luego decender.
Por eso ya en su Plan estratégico 2017-2021 contempla invertir 400 millones para nuevos negocios en el extranjero, a los que se suman 131 para expandirse en aquellos mercados en los que ya tiene presencia: Omán, Reino Unido e Irlanda. Para España la inversión ascenderá a 298 millones.
56 millones de inversión
Durante el año pasado, CLH invirtió aquí 56,6 millones, un 5,5% menos que en 2015. La mayor partida correspondió al mantenimiento de los activos, con el 38% del total, seguida por las inversiones ambientales, con el 24%, que engloba actividades que previenen o remedian impactos ambientales, como reforzar los cubetos de los tanques de almacenamiento o recuperación de suelos degradados.
La firma presidida por José Luis López de Silanes afronta un entorno cambiante, por la penetración de nuevas tecnologías, como los vehículos eléctricos, la creciente regulación ambiental -que impulsa la eficiencia-, más competencia -ya llega al 15% del mercado-, la aparición de nuevos hábitos de consumo -la economía colaborativa-, un incremento de las importaciones con el crecimiento de la economía, y las nuevas necesidades de los clientes, especialmente en los puertos, puesto que España empieza a ser un hub petrolero: atracan grandes buques que reparten su carga en otros más pequeños.