
Isolux Corsán ha contratado los servicios de EY para vender su división de aparcamientos, que suma 58 activos -30.281 plazas- en 29 ciudades de España y por la que ha recibido el interés de varios inversores. La compañía ultima un acuerdo con su socio Oak Hill Advisors para habilitar la operación.
No se prevé que la venta arroje ingresos relevantes para Isolux, pero sí desconsolidará una deuda que supera los 115 millones de euros. Esta división facturó 20 millones entre enero y septiembre de 2016 (+33%) y un resultado de explotación (ebitda) de 3 millones (-63%). La operación se enmarca dentro del plan de desinversiones que tiene en marcha y por el que venderá todos sus activos ajenos al negocio de construcción.
El primer paso es llegar a un entendimiento con Oak Hill para sortear el contrato que sellaron en 2014. Esta firma, con sede en Reino Unido y Estados Unidos, coordina a diversos fondos de inversión que entonces acordaron con Isolux para invertir 100 millones en el negocio de aparcamientos. En virtud de aquel acuerdo, Oak Hill no detenta participación accionarial, sin embargo, las decisiones clave tienen que ser tomadas conjuntamente, como la aprobación de los planes de negocio, las adquisiciones y ventas, la distribución de dividendos y la obtención de financiación.
Cambios en la hoja de ruta
El fin último de aquel pacto era poner en valor los activos para venderlos en bloque entre el 1 de octubre de 2019 y el 30 de junio de 2020. La situación de Isolux y el creciente apetito del mercado ha variado la hoja de ruta. La negociación discurre por acordar la salida de Oak Hill con una compensación, en términos parecidos a lo que ha ocurrido con Corpfin en T-Solar. Sobre la mesa también ha estado la opción de que sea la propia Oak Hill la que se haga con la división de aparcamientos y ha habido propuestas al respecto. Los fondos habían inyectado 63 millones de los 100 comprometidos al cierre de 2015.
La venta de los aparcamientos fue una de las primeras exigencias de los acreedores, con Santander a la cabeza, cuando comenzaron a vislumbrarse los problemas de Isolux, en 2015. Con Luis Delso y Antonio Portela al frente, la constructora trató de evitarla, máxime ante unas propuestas muy alejadas de sus expectativas. Sin embargo, ya bajo el control de los bancos y con Nemesio Fernández-Cuesta en la presidencia, ha dado un paso al frente para desinvertir en esta área.