
El expresidente de la patronal madrileña Ceim y de la Cámara de Comercio madrileña, Arturo Fernández, ha admitido hoy que usó su tarjeta black en Bankia entre enero de 2010 y mayo de 2012, aunque insistiendo en que "no agoté el saldo porque no llevaba un control y no tenía necesidad de gastar más". El límite era de 25.000 euros al año "y yo gastaba unos 18.000 euros". Los consejeros de Caja Madrid dicen ahora que las tarjetas black fueron clonadas.
Al igual que otros consejeros, Fernández ha asegurado que le entregaron la tarjeta en una reunión del consejo de administración en presencia del vicepresidente, José Manuel Fernández Norniella.
El fiscal Alejandro Luzón le ha preguntado por los gastos que el expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, realizó en sus restaurantes, del grupo Arturo Cantoblanco, y Fernández ha negado que hubiera ningún tipo de financiación. "El señor Díaz Ferrán mantenía muchas reuniones y comidas en mis restaurantes, era un magnífico cliente para mí. Él entregaba un dinero a cuenta y luego se pagaba el resto", ha asegurado.
Aunque en esta ocasión no se le ha preguntado, durante la fase de instrucción, Fernández admitió que había gastado también en sus establecimientos 10.495 de los 37.200 euros que figuran en sus extractos bancarios. "Lo hizo porque los restaurantes son más baratos y son míos", se jactó ante el juez.