La aplicación de mensajería móvil Glovo, fundada por el joven emprendedor catalán Oscar Pierre a principios de 2015, prevé llegar a Lyon y Marsella (Francia) en 2017, después de instalarse, el pasado mes de junio, en París, donde abrió su segunda sede, en la que trabajan 10 personas.
Glovo, que en España está presente en Barcelona, Madrid y Valencia, aterrizó el pasado mes de septiembre en Zaragoza, Sevilla o Málaga, ciudades más pequeñas cuyo éxito, ha señalado Pierre en una entrevista concedida a Efe, "determinará nuestra implantación en otras ciudades más pequeñas como Turín o Florencia, que también están en el punto de mira para 2017".
Pierre ha sostenido, asimismo, que aunque su meta es ahora "ofrecer una cobertura territorial más extensa en los países en los que están presentes mediante el acceso a ciudades de menor dimensión", les encantaría llegar a Roma durante el próximo año, una operación con la que, ha expresado el fundador, "culminaríamos nuestro plan de expansión en Italia".
Además, ha añadido que la compañía se está planteando llegar, en un plazo algo más largo, a otros destinos españoles como Mallorca, Santander o A Coruña, donde, según ha indicado, "el mal tiempo invita a quedarse más en casa y hace más necesario este tipo de servicio".
El fundador de la plataforma ha detallado que la internacionalización de la compañía ha sido posible gracias a las distintas rondas de financiación que ha captado la tecnológica desde que se creó, cuyo importe asciende a más de 7 millones de euros.
Pierre ha indicado que la "inmediatez" es la principal virtud de Glovo, por lo que ha señalado que estos fondos irán destinados a "consolidar" e "intensificar" el servicio que la aplicación ofrece tanto en España como en Francia e Italia, que son actualmente los mercados en los que está presente la plataforma.
La primera inyección de capital llegó en febrero de 2015 de la mano de un grupo de inversores particulares barceloneses, que aportaron unos 140.000 euros y que la compañía destinó a consolidar la marca e instalarse en Barcelona, Madrid y Valencia.
Nueve meses más tarde, la empresa levantaba un capital de 2 millones de euros, aportados por inversores del entorno digital como Zaryn Dentzel, que colabora con Tuenti, Bernardo Hernández, que participa en el Idealista, Flickr o Fever, así como otros fondos de capital riesgo como Antai Venture Builder, que participa también en Wallapop, Cornerjob o Deliberry.
Finalmente, el pasado mes de agosto la compañía cerraba su tercera ronda de financiación, que estuvo liderada por Entrée Capital, también inversora de Snapchat, y en la que, además, participaron Seaya Ventures, que participa en Cabify y Tiketea, Caixa Capital Risk y Bonsai Venture Capital.
El modelo de negocio de esta aplicación móvil, ha explicado el emprendedor catalán, consiste en el pago de una tarifa fija por pedido, que será entregado al usuario en un tiempo inferior a los 30 minutos y que, actualmente varía, dependiendo de si el establecimiento al que se pide el producto es socio de la empresa, entre los 0 y los 2 euros.
"Empezamos cobrando unos 6 euros por pedido, pero rápidamente vimos que esta cantidad no era accesible a un servicio que queríamos que fuese masivo", ha indicado Pierre, que ha detallado que por este motivo, empezaron a suscribir acuerdos con restaurantes, tiendas y supermercados, por los que estos abonarían a Glovo una comisión de entre el 12 y el 35 % del precio del producto vendido, una maniobra con la que costearon la rebaja del servicio de mensajería.
En este sentido, además, el fundador de Glovo ha asegurado que la intención a largo plazo es que el usuario pueda disfrutar del servicio de forma totalmente gratuita.
Glovo, que facturó en 2015 unos 950.000 euros y que prevé multiplicar por cinco esta cifra a cierre de 2016, cuenta, a día de hoy, con una plantilla de unos 50 trabajadores, 500 socios comerciales, más de 200.000 usuarios y unos 400 mensajeros colaboradores que sirven unos 2.000 pedidos diarios.
