Empresas y finanzas

Una eléctrica de EEUU vende una central nuclear tras 40 años de obras

  • La planta de Bellefonte no llegó a entrar en servicio nunca.

La eléctrica más grande de Estados Unidos se ha acabado de darle oportunidades a la planta nuclear de Bellefonte. Tras 40 años de obras y 5.000 millones de dólares en costes diversos a esta central le ha llegado la hora de jubilarse sin haber siquiera llegado a entrar en servicio, y saldrá pronto a la venta por un coste ridículo.

La Tennessee Valley Authority, titular de la instalación, ha fijado un precio de salida de apenas 36 millones de dólares por la instalación, que incluyen no sólo un escenario perfecto para rodar una secuela más de la saga Resident Evil, sino también 1.600 acres (unas 648.000 hectáreas) de terrenos situados en la vega del río Tennessee.

En ellos hay dos reactores nucleares a medio terminar -con sus dos majestuosas chimeneas de vapor-, metros y metros de cable de transporte eléctrico sin usar, 13 kilómetros de carreteras, un parking con capacidad para 1.000 vehículos, un edificio de oficinas y un almacén... entre otros.

La Autoridad ha dejado claro que le da un poco igual qué hacen los compradores con su planta nuclear fallida, con tal de sacarla de su balance. Pese a ello, las posibilidades de que termine siendo una central de generación a partir de fuentes renovables son altas, puesto que ya hay al menos una compañía que se ha mostrado decidida a ello (la instalación eléctrica existente la hace atractiva para este uso).

Entre los pocos que lamentarán la pérdida de este mastodonte está Jim Chardos, que en 1994 fue nombrado gerente de la planta (entonces llevaba ya 20 años en obras) y que sin embargo nunca llegó a recibir siquiera el combustible radioactivo,

Pese al reciente auge de la energía nuclear, lo que mató a Bellefonte no fue la energía solar o la eólica. Fue la mala planificación, que calculó unas previsiones de incremento de la demanda eléctrica en la región que nunca llegaron a cumplirse.

Chardos reconoce que esa es la verdadera razón detrás de este fiasco, y aunque nada en la vida le hubiera gustado más que ver a las líneas eléctricas de la central zumbar de pura tensión, lo importante no es si el comprador decide o no terminar los reactores a medio acabar: "lo que importa es crear empleo".

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