
"Las pruebas que tenemos apuntan a prácticas laborales que están más cerca de un taller de la época Victoriana que a un negocio supuestamente moderno, de tiendas de primera categoría y reputación". Con estas durísimas palabras se refiere el Parlamento de Reino Unido a la cadena de tiendas de ropa deportiva Sports Direct, y a cuyos responsables se les atribuyen costumbres propias de los campos de concentración controlados por la administración estalinista, o Gulag.
La revista Compliance Week se hacía eco poco después afirmando que, "si esto puede pasar en un negocio con sede en Reino Unido, cuando el país todavía forma parte de la Unión Europea, y bajo toda su normativa laboral, las perspectivas de las condiciones de empleo futuras -tras el Brexit- no parecen halagüeñas".
El que fuera su consejero delegado, Mike Ashley, y su fundador, reconoció que la compañía había crecido depasiado deprisa, hasta perder el control de lo que sucedía en ella. Y entre esas situaciones se cifran multas al personal por ir a beber agua, o por quedarse en casa durante una baja por enfermedad perfectamente legal.
Crisis de reputación
La compañía, que durante años pagaba salarios por debajo del mínimo legal en Reino Unido, también permitió que se intercammbiasen favores sexuales a cambio de la conversión de un contrato temporal en uno indefinido. El cumplimiento de las normas de seguridad e higiene también era nulo, y una empleada llegó, de hecho, a dar a luz en el lavabo del almacén en el que trabajaba.
En un intento desesperado por mejorar su reputación, la empresa ha subido sus salarios una media del 22% en los últimos meses a aquellos empleados que tienen contrato normal... y que son apenas el 20%. El 80% restante son empleados con contrato "de cero horas", que cobran básicamente por cada hora trabajada, pero al comenzar el mes nunca saben cuánto trabajarán (puede ser que tengan empleo todos los días, o puede ser que ninguno).
El problema es que, ahora, quienes desconfían en la empresa son los inversores.
El caso es tal que su director financiero se retiró en diciembre de 2013 y la empresa aún no ha nombrado a nadie de forma fija, puesto que parece que nadie quiere hacerse cargo de tal responsabilidad. "La situación de interinidad es inapropiada para una compañía de su tamaño", ha explicado Mike Fox, de Royal London Asset Management.