
Con un cubo de aluminio entre las manos, Susheela Kumari se afana en ir de una parte a otra del establo, siempre pendiente del trasero de las vacas. Atenta, continuamente, a señales como una cola levantada que apunten a que el bóvido está a punto de orinar. La causa de tantos desvelos es que el precio de la orina de vaca ha llegado a superar al precio de la leche en el mercado, y a diferencia de ésta, debe ser recolectada cuando se 'produce'.
El jefe de Kumari quiere que ella, y las otras dos mujeres que la ayudan, consigan recuperar al menos la mitad de los entre 15 y 20 litros de pis que cada día emite uno de estos animales.
Y es que la orina de las vacas, consideradas sagradas por los hindúes, se ha convertido en una materia prima al alza. Esto es consecuencia, en buena medida, de los programas gubernamentales destinados a protegerlas mediante la prohibición de su exportación, la puesta en marcha de la prohibición de su carne, y la puesta en valor de los productos que generan.
Y entre ellos está la leche, claro. Pero está también la orina: "con ella se pueden preparar hasta 30 remedios caseros", explica Sunil Mansinghka, de una organización dedicada a proteger a los animales.
Ordeñar es más sencillo
Lo difícil, pues, no es encontrar comprador para este dorado líquido entre los hindúes, sino recolectarlo. "Lo más difícil es conseguir la orina, porque es muy difícil saber cuándo va a deponer el animal. Los asistentes (sic) se encargan por eso de identificar los patrones en la micción, y de las señales que la preceden".
La orina no se distribuye sin más, sino que también debe ser procesada y alimenta así una peculiar industria química, que se encarga no sólo de destilarla para eliminar las impurezas, sino también de transformarla en concentrados, líquidos o en polvo, que pueden ser a su vez distribuidos con más facilidad entre quienes se encargan de elaborar las medicinas y remedios naturales.
Es el caso de Baba Ramdev, un guru que desafía el poderío de gigantes como Unilever o Nestlé con sus jabones, desinfectantes y elixires a base de orina de vaca, y que paga 150.000 rupias al día (más de 2.000 euros) para garantizarse un flujo constante del preciado líquido. A través de su empresa Patankali, este personaje coloca 20 toneladas al día de un limpiasuelos para el que son incapaces de satisfacer la demanda.
El problema de esta revolución amarilla es que, como recuerda un epidemiólogo de la Universidad de Sydney en Australia, el consumo de orina de vaca podría estar detrás de la prevalencia de -al menos- tres enfermedades infecciosas en el subcontinente indio: leptospirosis, brucelosis y fiebre-Q.
Pese a ello, la demanda de orina de vaca y el hecho de que los bóvidos no produzcan leche más que durante una etapa de su vida han animado este floreciente negocio con lo que, en cualquier otra parte del mundo, es un desecho cuya eliminación plantea a menudo costes medioambientales, y el precio del destilado de pis ha llegado a alcanzar ya en momentos puntuales el equivalente a 1,5 dólares por litro en el mercado mayorista. Más que un cartón de leche.