
Si estaba pensando en estudiar mandarín porque "China es el futuro", quizá le convenga no darse demasiada prisa en tomar esa decisión. Que el gigante asiático por excelencia es la segunda potencia económica del mundo, por detrás sólo de Estados Unidos, es algo de sobra conocido. Pero hay un aspirante que, pese a estar muy retrasado, acelera sin descanso: India.
En el subcontinente indio no sólo hay un descomunal mercado en formación -1.252 millones de personas en 2015, aunque esto es sólo una estimación, porque no hay cifras exactas- sino también una locomotora económica de enorme potencial pero que aún no se ha puesto sobre los raíles.
En 2022, India sobrepasará a China como el país más poblado de la tierra. Pero lo verdaderamente interesante de su pirámide de población está en los escalones más bajos: hay una avalancha de nuevos trabajadores que se irán incorporando al mercado laboral de forma masiva en los próximos años.
Y es que en 2020 la edad media caerá hasta los 29 años, y habrá 900 millones de personas en edad de trabajar, como recuerda CNN.
El problema es, sin embargo, saber si India va a ser capaz de aprovechar ese gigantesco potencial humano. Porque aunque le sobran trabajadores jóvenes, su sistema educativo brilla por su ausencia: menos del 3% de los trabajadores han recibido algún tipo de formación formal, frente al 68% de Reino Unido y el 75% de Alemania.
El problema no es nuevo, y de hecho el decalaje entre los ingenieros que se necesitaban y los que había era de 3,5 millones en 2010. Cuando acabe la década y si nada cambia, India apenas será capaz de cubrir 780.000 de los 4,6 millones de puestos necesarios.
No se trata tanto de que no haya graduados, como de que los que salen de las escuelas técnicas no cuentan con las habilidades que el mercado necesita. Según un informe reciente realizado por Aspiring Mindis citado por la cadena estadounidense, más del 80% de los graduados en ingeniería eran "inempleables".
El Gobierno del país intenta reaccionar y está lanzando programas de mejora del sistema universitario que intentan convertir las escuelas superiores en centros más próximos a lo que el mercado necesita. La duda es, por tanto, si India será lo suficientemente rápida como para adaptarse al mercado mundial o entrará en la próxima década como un gigante con pies de barro.