Empresas y finanzas

Los desafíos de Álvarez-Pallete tras sus 100 días al frente de Telefónica

José María Álvarez-Pallete acaba de cumplir los cien primeros días al frente de Telefónica, un plazo que suele considerarse suficiente como para realizar los primeros balances de gestión.

Fue el pasado 29 de marzo cuando César Alierta anunció el cambio en la presidencia de la multinacional, tras casi 16 años en el puesto. El relevo se materializó en el consejo de administración del 8 de abril y, a partir de entonces, Telefónica inició una nueva etapa con una orientación especialmente digital y muy centrada en la prosperidad de los negocios locales. Durante los tres últimos meses, Álvarez-Pallete ha liderado una transición tranquila, pese a verse obligado a digerir un par de sinsabores ajenos a su actuación.

Por un lado, el ejecutivo encajó con resignación el veto de la CE a la compra de la británica de O2 por parte de Hutchison. Ese revés -que no sorprendió Telefónica-, obligaba a la compañía a rescatar los planes alternativos para reducir deuda y garantizar un dividendo atractivo, pero sin 13.000 millones de euros en los que se valoró O2. Los mensajes del presidente de Telefónica, desvelados en la junta de accionistas más plácida que se recuerda en la compañía, convencieron a los inversores. Allí confirmó la intención de mantener los objetivos financieros, el ratio de apalancamiento y garantizar a toda costa la política de dividendos.

Como el resto de las multinacionales, Telefónica también sufrió en bolsa el impacto del Brexit. Días después, en un ejercicio de cautela y sentido común, Telefónica aplazó oficiosamente la salida a bolsa de Telxius, su filial de infraestructuras de telecomunicaciones, debido a las incertidumbres del momento.

Los primeros cambios de caras se hicieron visibles acto seguido en el consejo de Telefónica, con cuatro nuevos miembros de perfil técnico. Entre todos ellos destaca Ignacio Cirac, futurible Premio Nobel de Física y experto en lo que marcará el futuro de la sociedad de la información: la computación cuántica.

La reorganización interna sólo ha afectado al negociado más tecnológico. Así confió al hacker Chema Alonso la dirección del Big Data del grupo, con puesto en comité ejecutivo. Y de Gonzalo Martín-Villa, al mando de la nueva área de innovación.

Hace justo una semana, Telefónica comenzó a desprenderse de activos no estratégicos, iniciativa que presumiblemente tendrá continuidad en los próximos meses. En este caso, Telefónica ingresó 322 millones con la venta del 1,5 por ciento que aún disponía en China Unicom. Reducir la deuda de 50.213 millones es el primer objetivo financiero de un grupo acostumbrado a manejar sus recursos con oportuna eficiencia.

A partir de ahora, la teleco deberá fijar la fecha para la salida a bolsa de Telxius y centrarse en el fortalecimiento de sus negocios en España, Brasil, Alemania y Latinoamérica. Ante la saturación del mercado, Telefónica tiene claro el camino a seguir: ofrecer productos y servicios cada vez de mayor valor e interés para los clientes.

En cuanto a O2, Telefónica ya ha puesto en marcha el proceso para sacarla a bolsa a menos que encuentre otro pretendiente. Por lo pronto, la filial al vuelto al redil del grupo. Con la venta de O2 o con la subsidiaria en el perímetro, la financiación del operador se presume garantizada hasta finales de 2017. Lo que está por ver es la estabilidad del dividendo. Algo tendrá que suceder. Pero eso ya será historia para los próximos cien días.

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