Empresas y finanzas

La banca acreedora tiene una semana más para aceptar el plan de reestructuración de Isolux

La banca acreedora de Isolux Corsán tiene una semana más, hasta el 17 de junio, para dar su visto bueno al plan de reestructuración diseñado para la compañía, que ya cuenta con la aprobación del G-5 (Santander, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell), según señalan a Efe fuentes cercanas a la operación.

Inicialmente, y de acuerdo con lo expuesto en el propio plan, las entidades financieras tenían hasta hoy para aprobar el proyecto de reestructuración financiera (Proyecto Wolf) de Isolux, que arrastra una deuda bancaria superior a los 2.000 millones de euros.

Por el momento, las principales entidades acreedoras de Isolux ya han aceptado el plan y se espera que el resto se vaya sumando en los próximos días.

Pendientes de los bonistas

De esta forma, todas las entidades acreedoras que integran el conocido como G-11 darán el visto bueno al plan, que ha estado coordinado por KPMG, que ya hizo lo propio en Abengoa o Pescanova. No obstante, aún está pendiente que se reúnan los bonistas -que concentran otros 850 millones- para aprobar el plan.

Para que salga adelante el proyecto de reestructuración hacen falta adhesiones que representen el 75% de la deuda. En este sentido, es necesario que la mitad de la deuda de los bonistas (425 millones) apruebe el proyecto.

Hasta el momento se ha acordado extender hasta el 31 de agosto el 'standstill' o acuerdo de espera, con el objetivo de evitar que algún acreedor pueda solicitar el concurso de acreedores de Isolux en caso de impago mientras culmina el periodo de reestructuración diseñado para la compañía.

Nueva prórroga

No obstante, este plazo sería susceptible de prorrogarse en el caso de que fuese necesario, apuntan las mismas fuentes.

El 'standstill' busca una reestructuración ordenada de Isolux dentro de los plazos establecidos y protegerla frente a la posibilidad de que algún acreedor pueda instar el concurso en el caso de que se produzcan impagos, lo que echaría por tierra el proceso, en el que se lleva semanas trabajando.

En virtud de este plan, los bancos y los bonistas podrían llegar a controlar el 95% de la compañía, mientras que los actuales accionistas, entre los que se encuentra Luis Delso y José Gomis, verán diluida su participación al 5%.

Tres tramos de deuda

El plan está diseñado en tres tramos de deuda. El primero de ellos, el tramo A, asciende a 372 millones y comprende dinero nuevo que tiene prioridad de cobro con los fondos que se logren de las desinversiones, entre las que se encuentran las líneas de transmisión eléctrica en Brasil o la venta de T-Solar, proceso en el que ha irrumpido también Gas Natural.

Una prioridad de cobro que también se extiende a los 200 millones que han acordado aportar las 11 entidades financieras. De estos 200 millones, CaixaBank -uno de los primeros accionistas de la compañía, con el 28%- desembolsará 100 millones.

La venta de activos también servirá para amortizar el tramo B de deuda, de 600 millones, que tiene relación con los proyectos de la división de EPC (energía, infraestructuras y T&D). Además, se podría amortizar la deuda de los tramos C1 y C2, un total de 450 millones.

El plan también pasa por capitalizar unos 1.000 millones de deuda no sostenible, la del tramo C3. Se prevé una primera conversión de 500 millones y una segunda opcional de 464,7 millones.

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