Empresas y finanzas

Prueban con éxito el Hyperloop, que se parece sospechosamente a un tren

  • Tiene raíles y arrastra otros vehículos, ¿qué cosa es?

La prueba del primero de los dos prototipos que se están desarrollando el Hyperlopp, el medio de transporte del futuro, dejó a los asistentes una mezcla de satisfacción y sabor a poco. Porque en el experimento público se pudo ver a un vehículo que es capaz de acelerar fenomentalmente... pero que es una maqueta a escala, necesita un banco de arena para frenar y, para colmo, ¡tiene raíles!

La recién renombrada Hyperloop One invitó a la prensa a un acto en un paisaje desértico de Nevada para mostrarles una pista de pruebas sin muchas pretensiones: un segmento recto de vía montado sobre hormigón en sección transversal en forma de U, que se apoya directamente en el suelo del desierto, de unos pocos centenares de metros y con sendos raíles de acero a los lados que evitan que el ingenio salga de la vía.

Sobre él, una especie de carrito alargado del tamaño de una tabla de surf sin carena que, en el momento adecuado sale disparado, en dos segundos roza los 190 km/h y termina frenando gracias a varias toneladas de arena dispuestas en el tramo final de vía.

Esta presentación le ha servido a Hyperloop One para acumular ya 160 millones de dólares en inversiones y, sobre todo, para atraer un enorme interés de los medios de comunicación que, sin embargo, comienzan a preguntarse por los avances de un proyecto que nació en 2013 y en el que casi todo son promesas.

Incertidumbres para los inversores

Casi nada se sabe de las especificaciones finales de este medio de transporte más allá de su objetivo, que es el de transportar viajeros y carga a unos 1.000-1.2000 km/h.

Se da por hecho que será un tubo (puesto que circulará en el vacío casi total para evitar el rozamiento frontal), por el que circularán cápsulas suficientemente grandes como para albergar a varios humanos en posición sentada y ya es cosa segura que, aunque el visionario Elon Musk (Tesla, SpaceX) lo dibujó -literalmente- como un vehículo que flotaba sobre las vías usando pequeños chorros de aire (para evitar el rozamiento horizontal), tendrá que utilizar levitación magnética no sólo para propulsarse sino también para sustentarse.

En la lista de cosas que no quedan claras está la cuestión de cómo se articulará finalmente la propulsión magnética (los japoneses trabajan en ello desde hace 1969), la de si el tubo (o las cápsulas) será transparente para poder ver el paisaje, cómo se resolverá el cruce con otras infraestructuras o accidentes geográficos, cómo de grandes tendrán que ser los radios de las curvas o de los acuerdos verticales (los cambios de rasante) para permitir encaminar la infraestructura por la ruta más coste-efectiva pero sin que los viajeros sientan que están en una montaña rusa), cómo se efectuará el cambio de vía -presumiblemente cada tubo será para una dirección- o cómo se efectuará el rescate de los viajeros en caso de que el sistema falle...

En definitiva, falta por hacer casi todo y, sobre todo, falta por conocer el precio por kilómetro que tendrá un invento cuya demanda parece asegurada por los fabulosos tiempos de viaje que ofrece.

Pese a ello, y pese a contar con apenas 160 millones de dólares de los inversores, (el equivalente a unos diez kilómetros de línea de alta velocidad convencional) Hyperloop One está convencida de que podrá transportar mercancías en 2019. Y pasajeros en 2021.

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