Empresas y finanzas

Uber multará a los clientes que lleguen dos minutos tarde

  • La multinacional intenta forzar la legislación laboral y penal de EEUU

El tiempo es oro, y Uber no quiere que sus clientes entorpezcan el funcionamiento de su plataforma de taxis sin licencia, así que ha lanzado un programa piloto en Estados Unidos que multará a los usuarios que no estén en el punto de cita dos minutos despúes de la hora pactada.

Pasados esos ciento veinte segundos, el contador de Uber se pondrá en marcha y empezará a cobrar como si el usuario ya estuviese dentro del coche. Cuando el contador llegue a cinco minutos, el conductor se marchará y al cliente se le cobrará la habitual tasa por no comparecer.

Las pruebas se están realizando en Nueva York, Nueva Jersey, Phoenix y Dallas, y de los resultados que se obtengan dependerá que la gigantesca multinacional decida extender el cobro por espera -una característica clásica del taxi convencional- a otros países.

Tal como informa TechCrunch, hacer pagar a los usuarios por llegar un par de minutos tarde eliminaría de un plumazo parte de la ventaja que, para el cliente, tiene Uber: es más barato que los taxis con licencia.

La compañía, que pierde dinero a razón de 1.000 millones de dólares cada semestre, asegura que esta nueva regla es una respuesta a las quejas de los conductores que trabajan para ella, pero reconoce que mejora el rendimiento de la compañía: "el sistema al completo funciona de una manera más fluida, así que la experiencia Uber (sic) mejora para todos".

Problemas laborales y penales

Recortar costes y calmar a sus conductores son dos de las obsesiones de Uber, que pese a presumir de haber revolucionado el mercado con una nueva tecnología, se enfrenta a una presión laboral creciente. En California y Massachusetts ha pactado ya el pago de 100 millones de dólares para evitar ir a juicio contra sus propios empleados, que califica como empresarios autónomos, y evita por el momento tener que clasificarlos (y pagarlos) como trabajadores por cuenta ajena.

Tras fracasar en varios países de Europa, donde las autoridades han forzado a la compañía a cumplir con la ley, Uber se enfrenta ahora a la poderosa ciudad de Houston. que quiere obligar a la multinacional a que registre la huella dactilar de todos sus conductores.

Uber ha amenazado al ayuntamiento con marcharse si no se cambia la normativa, que actualmente exige a las compañías de taxi que se aseguren de que verifican que personas con antecedentes penales por delitos como agresiones sexuales no pueden conducir. Según Uber, el proceso burocrático exigido por la ciudad echa atrás a muchas personas que sólo quieren poder conducir unas horas al día para ganar un sueldo extra.

Precisamente un delito de violencia sexual cometido presuntamente por un conductor de Uber ha sido noticia en Canadá. El miércoles la policía detenía en Toronto a un conductor de la multinacional que, tras recoger a una clienta, la llevó contra su voluntad a un párking aislado,  donde consumó la agresión, siempre según la policía regional de York.

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