
Lo que se malentiende por picaresca social y las redes mafiosas protagonizaron intentos de fraude al seguro por valor de 550 millones de euros el pasado año. El sector recibió 306.000 partes que reportaban daños previos al siniestro, magnificaban los reales para sacar mayor tajada o eran simplemente falsos. Son apenas un 1,22% de los 51,7 siniestros atendidos, pero su incidencia no remite, a pesar de que la preparación e inversión creciente de las aseguradoras para combatirlo les permite detectar e, incluso, evitar la mayoría de los casos.
Son estimaciones de Unespa sobre una encuesta al 60% de las compañías y cuyos resultados extrapola al conjunto de la industria. No hay cobertura que escape al ingenio del timador, si bien automóviles es el rey: aglutina el 53% de la cuantía total.
El timo en salud y vida
Los engaños al seguro de hogar copan el segundo puesto, seguidos por vida por las elevadísimas sumas exigidas como indemnizaciones. La casuística en daños corporales asociados a accidentes de tráfico o cubiertos por pólizas multirriesgo sigue en auge y solo parece remitir la ligada a dispositivos tipo smartphones, donde emergió una bolsa de fraude con robos inventados para reponer equipos estropeados.
También continúan en auge las estafas de pequeño importe, muchas veces compartidas e incluso aplaudidas en círculos próximos, a pesar de que todo fraude es un delito perseguible.
Para el timador vale casi todo, como evidencia el concurso anual donde Icea premia las labores de investigación en este campo. Entre los casos galardonados ayer figura el de la desarticulación de una red especializada en simular atropellos. A Línea Directa le saltó la alarma al advertir que dos "víctimas" de accidentes diferentes facilitaron el mismo teléfono. Al seguir ese hilo salieron 30 siniestros y algunos miembros participaban en hasta 19 como atropellado o conductor.
Otro conductor compró un coche a un desguace y siniestro total arrojándolo por un terraplén. Que tuviese apenas un rasguño y su ventanilla estuviese cerrada alertó a Pelayo. En Cantabria son las palabras de un conductor alegando que las víctimas parecían buscar la colisión la que destapa que pedían incapacidad absoluta a varias aseguradoras cuando simulaban sus lesiones.
En la mayoría de casos es el asegurado el autor y beneficiario, pero en otras lo hace en colaboración con distintos profesionales. Generali descubrió y pudo hasta confirmar con las redes sociales que una clínica de Madrid facilitaba el parte por daños médicos cubiertos (en concreto, por hemorroides) a jóvenes operadas de cirugía estética.