Empresas y finanzas

El mercado eléctrico de EEUU no está preparado para las renovables

  • Cuando entran en masa al mercado, destrozan los precios
  • La solución pasa por repartir la energía o pagar compensaciones

El auge de las renovables en Texas y California, los dos primeros estados de la Unión tanto por tamaño de su economía como por población, está llenando ambos estados de kilovatios 'verdes'. Y eso es una buena noticia para el medio ambiente, pero para los productores de energía la situación es bien distinta.

La potencia instalada de generación eólica y renovable ha ido creciendo en los últimos años, y como tanto al estado de la estrella solitaria como a la república de California les sobran sol y viento, cuando el tiempo atomsférico es favorable a las grandes eléctricas les sube dolor de cabeza.

Porque al inundar la red con energía limpia, destrozan el mercado eléctrico: es tan barato producir que los precios llegan a terreno negativo, y quien tenga una planta nuclear, o una térmica, tiene que pagar a los operadores de la red para que admitan su energía.

El fenómeno, que se da cada vez con más frecuencia en los mercados occidentales (sin ir más lejos Alemania tuvo energía gratis durante la pasada Navidad), plantea problemas a las grandes eléctricas, cuyas centrales no siempre se pueden desconectar con facilidad.

Tres alternativas

La mejor solución a esa situación de precios negativos es, como destaca MIT Technoogy Review, construir mejores redes, que permitan exportar electricidad a aquellas regiones en las que las renovables no están produciendo con tanta fuerza en esos momentos. Alemania exporta cada año, gracias a su fortaleza en renovables, energía por valor de cerca de 2.000 millones de euros.

En Estados Unidos, las diferentes redes estatales apenas están interconectadas, por lo que el potencial para equilibrar estos diferenciales entre regiones es muy grande. Pero construir nuevas redes es muy caro: Texas ha gastado ya 7.000 millones de dólares para reforzar la transmisión desde las planicies de interior en las que se situan los molinos eólicos hasta las metrópolis donde se necesita, como Dallas y Houston.

A largo plazo, los expertos consideran que la mejor solución sería construir sistemas de almacenamiento, que permitan recargar baterías en las horas de mayor generación y descargarlas en las de mayor consumo. Pero esa tecnología aún no existe.

Una tercera alternativa en los momentos de mayor distorsión sería cambiar la regulación y compensar a las centrales nucleares y térmicas por las pérdidas, o incluso desenchufar las renovables de la red en esos momentos críticos, aunque es una cuestión políticamente espinosa: ¿cómo convencer a los contruibuyentes de que deben apoyar a las centrales convencionales justo cuando más pueden producir las renovables?

Así que por el momento, las grandes eléctricas tendrán que seguir mirando al hombre del tiempo para saber si mañana va a hacer sol, o viento.

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