
El minifundio ha sido tradicionalmente uno de los grandes lastres para lograr un aprovechamiento óptimo del enorme potencial económico que representan los más de dos millones de hectáreas de superficie forestal, algo más de 1,4 millones arbolada, con que cuenta Galicia. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
Con más de 672.000 propietarios, la superficie forestal se reparte en parcelas que, en su mayoría, son menores de 0,5 hectáreas, una situación que penaliza la rentabilidad a los propietarios por una doble vía: encarece su aprovechamiento e impide además que la madera alcance mejores precios al complicar su certificación, el sello que los principales mercados europeos exigen cada vez más. Sin embargo, poco a poco va ganando terreno la figura del coto redondo, una fórmula de asociación de propietarios de parcelas colindantes que permite compartir las tareas y planificar el desarrollo de los cultivos y la venta de la madera.
"No queda otra alternativa"
José Francisco Ares, presidente de la asociación Fomento Forestal, asegura que el coto redondo "tiene que ser el futuro del sector forestal gallego. Tal y como está estructurado el monte, con fincas pequeñas, no queda otra alternativa. Hablamos de fincas que tienen de media 4.500 metros cuadrados, pero que a veces apenas llegan a los 500 ".
El volumen mínimo para constituir un coto redondo mediante la agrupación de fincas colindantes es alcanzar las 1.000 toneladas de madera. Las ventajas que permite esta fórmula son evidentes. "Se mejora la gestión tanto de la corta como de la saca de la madera, ya que se mejoran las vías y se pueden planificar más las talas y utilizar más medios", entre otras cosas porque el mayor volumen permite llevar procesadoras o equipos de mano que en una finca pequeña no compensa.
Además, permite un mejor cultivo porque todas las parcelas cortadas se plantan luego a la vez. "Si un propietario no corta y es colindante con otra que si se ha talado se encuentra que la plantación que ha sido cortada no crece", explica.
Resultados alentadores
La Junta Directiva que preside Ares ha dado un decidido impulso al coto redondo, que ya intentaron poner en marcha sus predecesores, y los resultados son alentadores. "La mayoría quedan supercontentos porque ven enseguida que mejoran de forma importante el precio de la madera", afirman.
Fomento Forestal tiene un acuerdo con Ence por el que reciben una prima por el aprovechamiento a través de coto redondo. Las primas ofrecidas por la compañía varían entre 1 y 4,5 euros por tonelada. Cuanto mayor sea la cantidad de madera existente en el coto redondo, mayor es la bonificación.
Ares reconoce que se está avanzando pese a la dificultad que supone luchar contra la mentalidad de muchos propietarios. "Es gente mayor, que no quiere cambiar nada, o porque desconfían de que les vas a robar madera o que en las sacas se mezclan unas con otras". Sin embargo, la realidad es bien distinta.
Con código de barras
"Estamos trabajando con Ence en la gestión de la madera de los cotos redondos para que sea imposible de mezclar. Hay códigos de barras de cada finca. El maderista que hace el aprovechamiento tiene que incluir en la madera de cada finca independiente el código correspondiente. Luego, en el cargadero, los montones de cada propietario van con código de barras. Cuando lo ven se quedan contentos, pero hasta entonces no se fían. La idea es que sea lo más transparente posible, que se está gestionando bien la madera desde el momento en que se corta el primer árbol en el monte hasta que llega a la fábrica".
Junto a la inercia de muchos propietarios, que se va venciendo, surge un problema que está frenando el desarrollo del coto cerrado: el abandono de fincas. Durante la crisis, han aumentado las renuncias a las herencias ante el elevado impuesto de sucesiones que se pagaba, normalmente por la alta valoración de los inmuebles que hace la Hacienda Pública, con lo que hay multitud de propiedades sin dueño. "Está pasando continuamente. Llegas a una finca sin propietario y no tienes la autorización para hacer la ampliación y hacer una vía de saca. Hay incluso muchas pistas forestales que no se han podido abrir por eso", explica Ares.
El presidente de Fomento cree que la Administración "no es totalmente consciente del problema que se ha generado", ya que aunque la situación se ha suavizado el último año tras la ampliación hasta 400.000 euros del mínimo exento en el Impuesto de Sucesiones, "el daño ya está hecho".
Por ello reclama alguna fórmula que permita acabar con el problema y apunta la posibilidad de que, en esos casos, sea el concello el que autorice la entrada en las fincas sin necesidad de que haya una firma del propietario y se pueda hacer el coto redondo. "Comprendo que sea complicado, pero alguna solución tiene que haber, porque no puede ser que yo tenga mis montes limpios y tenga una propiedad en medio desconocida sin limpiar y me está dañando".