La demanda de energías renovables no remite pese a la situación del precio del crudo, que arrastra a la baja los precios de la electricidad y que, por tanto, debería estar haciendo comparativamente menos atractivos los proyectos que prescinden de los combustibles fósiles. Conforme a los datos recopilados por Bloomberg New Energy Finance, en 2015 los inversores inyectaron 329.000 millones de dólares en todo el mundo.
La fiebre por las renovables es tal que las tres mayores fabricantes de turbinas de generación eólica que cotizan en las bolsas europeas -Vestas, Gamesa y Nordex- duplicaron su valor de mercado conjunto en 2015.
Parece que en 2016, con el petróleo aún por los suelos (este mes se ha cambiado a unos 30 dólares por barril), la tendencia va a ser la misma. La danesa Vestas, la mayor empresa de su tipo del planeta, anunció la semana pasada que cerrará este año con un nuevo récord de ventas. Y en España, Siemens está cada vez más cerca de comprar Gamesa y de superar así en tamaño a la danesa.

En Estados Unidos, la situación es similar cuando se analiza el comportamiento de los precios del gas natural, que han caído a cerca de la mitad en dos años, mientras la capacidad de generación eólica instalada ha crecido más de un 20%.
"A corto plazo no hay ningún vínculo entre renovables y los precios del crudo. Es un error de interpretación habitual en algunos observadores, que piensan que en la mayoría de los países el petróleo tiene relevancia en el proceso de generación eléctrica, cuando hace tiempo que ya no es el caso", explica Richard Chatterton de Bloomberg New Energy Finance.