Empresas y finanzas

El pequeño Hollywood de Tallada: el empresario quiere que Avánzit haga películas para cine y televisión

Javier Tallada en los estudios de grabación de Telson, la filial audiovisual de Avánzit. Foto: eE

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La filial audivisual de la tecnológica, que dispone de platós de televisión, salas de sonido y salas de montaje, elabora desde anuncios de Imagenio hasta películas de larga duración.

Javier Tallada abre la puerta de la habitación y enseña con placer infantil varias filas de monitores de televisión. En uno se ve una película del oeste, en el otro un partido de baloncesto. Más allá echan un thriller, y al final de la sala, en otro monitor se puede ver a una pareja desnuda que hace juegos de manos, no precisamente con piezas de ajedrez.

Son los contenidos audiovisuales que Telson sirve a los clientes de los canales de pago de Ono. Pero Telson es mucho más que eso. Esta empresa madrileña dispone de platós de televisión, salas de sonido, salas de montaje... Desde spots de Imagenio, hasta películas de largometraje made in Spain, éste es el pequeño Hollywood de Avánzit <:AVZ.MC:>, una de las mayores empresas audiovisuales de España.

Ahora el gran jefe es Javier Tallada. A finales de 2005 empezó a comprar acciones en bolsa de esta empresa que nadie miraba ni por equivocación, cuyo valor había caído de 17 euros a menos de 1,5 euros en seis años. Las ventas eran desastrosas pues en un quinquenio se habían arrugado de 424 a 177 millones de euros, pasando incluso por una suspensión de pagos. El auditor (un hombre de Deloitte) se echaba las manos a la cabeza cuando veía las tripas de la empresa: ¡dios mío, pierde dinero por un tubo, no hay dinero en caja para pagar las necesidades a corto plazo...! Lo que se dice, un auténtico desastre.

Dar la vuelta a la situación

Eso es justamente lo que le encanta a Javier Tallada: entrar en empresas con encefalograma plano y darles tratamiento de choque. ¿No es así? "Lo que más me motiva es poderle dar la vuelta", dice Tallada mientras enciende un cigarrillo prohibido.

Y es que este hombre con cara de niño que nació en Madrid y tiene 43 años, aprendió ese arte en las faldas de FG. Por si no lo recuerdan, son las iniciales de Francisco González, Gran Maestre de la Logia de la Inversión, mejor dicho, el presidente de FG Valores, la mayor agencia de valores made in Spain (comprada por Merrill Lynch), el Obi Wan-Kenobi de un montón de Luke Skywalker que hoy ocupan cargos destacados en las mayores empresas españolas.Ah, por cierto, FG hoy es presidente de BBVA, el segundo banco de este país.

Y vaya si aprendió Tallada el arte de encontrar las pistas del tesoro. En 1995 compró con varios socios el 70 por ciento de Puleva, un gigante lácteo en suspensión de pagos que había pertenecido a su abuelo. Dos años después, la empresa ganaba 16 millones de euros. Diez años después, el valor de las acciones se había multiplicado por 50. Fue la primera vez que le daba la vuelta a la tortilla a una empresa en crisis.

La fama de Javier Tallada y de su amigo de inversiones Guillermo Mesonero Romanos llegó a todos rincones de España como si fueran Butch Cassidy y Billy the Kid. Donde ponían el ojo, se disparaban los valores. Miles de personas seguían sus movimientos de modo que cada palabra suya tenía la fuerza de mil analistas.

Incursión en Telepizza

Entró y salió de Radiotrónica, y con él varios miles de inversores que le seguían en su doctrina. Puleva se fusionó con Ebro, Tallada fue vicepresidente, y lanzó a Bolsa Puleva Biotech, un valor que prometía el paraíso a muchos enfermos y por el que Tallada se ganó fama de especulador. Pocos años después, abandonó ese barco y continuó con sus juegos bursátiles. Coqueteó con Telepizza de la cual llegó a tener un 5 por ciento, pero no pudo controlar la empresa, y muchas de sus ideas como lanzar la pizza light, jamás vieron la luz. Por eso vendió todo.

Y esa es precisamente la otra cara de Tallada. "No es un corredor de fondo y si ve que las cosas se tuercen, se va inmediatamente", dice una persona que trabajó con él. "Javier es muy creativo, pero necesita una persona que vaya cimentando sus ideas, y eso es lo que hacía Guillermo Mesonero Romanos hasta que rompieron su relación. Guillermo no daba un paso si no estaba todo bien amarrado", añade.

Ahora Tallada tiene que demostrar dos cosas: que puede ser un corredor de fondo, y que puede convertirse en un nuevo Samuel Bronston, aquel productor de Hollywood que trajo a España rodajes como El Cid o Rey de Reyes. ¡El Bronston del siglo XXI!

¿Su estrategia? "Queremos crear un grupo de servicios en el sector audiovisual que permita a los actuales y futuros canales de televisión subcontratar desde los contenidos hasta los cables, los platós, y el envío de la señal". Vamos, un servicio completo. Radiotrónica pone los cables ópticos. Telson las instalaciones. Telespan 2000 y Manga, los contenidos y la distribución. Un mercado que según Tallada, puede multiplicarse hasta por cinco en los próximos seis años porque están por explotar las televisiones digitales terrestres. Además en un año se han creado dos nuevos canales nacionales (Cuatro y La Sexta) que necesitan rellenar su programación durante 24 interminables horas.

Y para meter un buen bocado a esa tarta, Avánzit ya se ha rodeado de especialistas: hizo una ampliación de capital y compró con esas acciones la productora de cine Telespan 2000 (¿recuerdan Días de Fútbol y Al otro lado de la cama?). Adquirió con el mismo método la distribuidora de cine Manga Films ("Factura 45 millones de euros con unos beneficios brutos de 26 millones", aclara Tallada con los ojos abiertos). Tiene un acuerdo con una productora británica para hacer películas y programas en inglés, a ver si por fin aprendemos en este país el idioma de chéspir. Y hasta piensa crear canales temáticos como el de National Geographic. "Queremos hacer películas para cine y televisión", afirma el presidente echando una bocanada de humo.

Queremos, deseamos, haremos? Promesas, siempre promesas. No señor Tallada. Díganos qué ha hecho usted para merecer ese puesto en Avánzit, ¿eh? "Han desaparecido las dispendiosas facturas de teléfono, las tarifas astronómicas de ciertos proveedores, el exceso de plantilla...", responde sin temblar porque en eso consistió el plan estratégico que estuvo madurando durante meses.

¡Recortes!

A principios de este año los representantes sindicales se negaban a aceptar el plan estratégico de Tallada, que incluía una reducción de plantilla. Javier Tallada citó en su despacho al jefe sindical y le dijo: "Yo no necesito estar aquí y me puedo marchar de esta empresa en cualquier momento".

El sindicalista creía que era un bluf. Tallada cogió el teléfono y llamó a su corredor de bolsa. "Vende acciones de Avánzit en paquetes de cien mil". Luego le dijo al representante sindical: "Mira la pantalla". La acción comenzó a caer. Los sindicatos aceptaban el plan de Tallada: 120 despidos de la división de telecomunicaciones que tenía 800 personas. La plantilla de Avánzit abarca más de 3.500 personas.

La primera prueba para saber si Tallada mentía o no llegó hace un par de semanas, cuando presentó los resultados del primer semestre: un aumento de la facturación del 12 por ciento, y una caída de los beneficios del 2 por ciento. ¿Suspenso o aprobado? Es demasiado pronto para juzgar porque Tallada no tomó las riendas de Avánzit hasta junio. La respuesta habrá que darla en diciembre, cuando ya se juzgue un año fiscal de la nueva Avánzit. Para entonces seguro que se conocen sorpresas como la salida a bolsa de la división de medios audiovisuales, y un acuerdo "con una gran empresa del sector", en palabras crípticas de Tallada, que si las escucha la CNMV le obligará a cantar de lo lindo.

Tallada promete cifras espectaculares en el futuro, "cuando devolvamos la facturación a donde estaba (445 millones de euros)". Una promesa nada fácil de cumplir porque su sector está plagado de productoras de cine y de TV. Millares. Por ahora, Tallada ha conseguido que la acción suba de 1,5 (enero) a 2,36 euros. ¿Y en el próximo futuro? "Cuando los mercados reconozcan que las cosas han cambiado, la acción lo reflejará", dice mientras chafa el cigarrillo. Entonces, desaparece su cara de niño.

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