
La multinacional química estadounidense DuPont ha saltado a los titulares esta semana por su fusión con Dow Chemical. Pero DuPont es una empresa con más de 200 años de historia, ligada a importantes eventos históricos más allá de ser pionera con la invención de materiales como el neopreno, el nylon, el kevlar, el teflón o la lycra.
El origen de la empresa está en la Francia de la Ilustración. Pierre Samuel du Pont de Nemours, un hugonote parisino nacido en 1739 que fue relojero, economista, editor y político. Pronto renegó de los orígenes relojeros de su padre y su ambición le acercó a la corte de Luis XVI.
Allí se hizo un nombre como economista, y sus escritos atrajeron la atención de intelectuales como Voltaire y sus ideas sobre el libre comercio fueron alabadas por el propio Adam Smith.
Un noble rumbo a la guillotina
Finalmente, el rey también apreció sus habilidades y le introdujo en su círculo cercano, con diversos cargos y por ejemplo participó en las negociaciones del Tratado de París por las que Inglaterra reconoció la independencia de EEUU, un país al que acabaría muy ligado y que le vería morir.
Luis XVI le hizo noble, y aunque Pierre du Pont apoyó en un principio la Revolución Francesa (fue presidente de la Asamblea Nacional), él personalmente (junto a su hijo Éleuthère Irénée) fue uno de los que defendió físicamente al rey y Maria Antonieta durante el Asalto a las Tullerías en 1792. Condenado a la guillotina, se salvó tras la caída de Robespierre, y finalmente emigró a EEUU en 1799.
Allí aprovechó sus contactos, especialmente con Thomas Jefferson (a quien conocía de las negociaciones del Tratado de París), participó en las relaciones diplomáticas entre Francia y EEUU, y fue uno de los responsables de la compra del estado de Luisiana.
Éleuthère Irénée, el fundador
Pero en la historia de la compañía que lleva su apellido la figura importante es su hijo Éleuthère Irénée, químico y discípulo del célebre Lavoiser, quien en 1802 fundó E.I. du Pont de Nemours & Company en el estado de Delaware. Éleuthère vio una oportunidad mientras estaba de caza en el mercado de la pólvora, que era cara y de mala calidad.
Éleuthère, con capital francés e importando maquinaria desde su país natal, creó su primera fábrica, y consiguió expandirse siendo proveedor durante la Guerra Civil estadounidense, de nuevo aprovechando los lazos con el gobierno tal y como hizo su padre.
Para comienzos del siglo XX, la compañía ya se había expandido y ofrecía productos como la nitroglicerina, aunque también se dedicaba a otros productos como la celulosa y las lacas.
GM y la invención del ROE
La saga de los du Pont no quedó ahí, y el nieto de Éleuthère, Pierre S. du Pont (en honor a su bisabuelo), quien había tomado las riendas de la compañía en 1915, fue presidente de General Motors después de que DuPont tomara una participación en la automovilística de más del 40%. Bajo su mandato logró convertir a GM en el mayor fabricante de automóviles en 1920, aunque en los años 50 las autoridades forzaron a DuPont a vender su participación por motivos de competencia.
Pero quizá lo más importante de la relación entre DuPont y GM tenga que ver más con la contabilidad. Donaldson Brown, comercial de explosivos, emitió un informe interno en 1912 proponiendo una fórmula sobre el retorno de la inversión, una fórmula que todavía se conoce como la fórmula DuPont y que con el tiempo se ha convertido en el famoso ROE (siglas de return on equity) que conoce cualquier persona familiarizada con unas cuentas empresariales.
Tal y como recordaba el portal Quartz, esta fórmula fue un paso de gigante en la evolución de las empresas, que hasta entonces apenas medían ventas y costes, sentando las bases de la gestión moderna. Pierre S. du Pont enseguida entendió su importancia, siendo uno de los primeros ejecutivos en crear una figura de director financiero en el sentido moderno. Y fue más allá, y cuando tuvo el control de GM decidió precisamente colocar a Brown como director financiero, donde coincidiría y trabajaría con Alfred Sloan, otro de los gurús de la gestión empresarial moderna.
Nuevos materiales y la bomba atómica
Pero en los años 20, DuPont siguió investigando y desarrollando nuevos materiales. La invención del nylon le dio una oportunidad de oro con la II Guerra Mundial, y se convirtió en proveedor de EEUU en materiales para los paracaídas, ruedas y, cómo no, suministrando pólvora, tal y como había hecho en la Guerra Civil estadounidense.
Pero quizá lo más interesante fue la participación en el Proyecto Manhattan para desarrollar la bomba atómica. Las autoridades llamaron a la puerta de DuPont para que participara en la construcción de las instalaciones en 1942. El entonces presidente de la compañía, Walter S. Carpenter, no quiso obtener ningún beneficio y también pidió expresamente renunciar a todos los derechos sobre patentes. Por temas legales, el acuerdo se cerró en 1 dólar, y dado que DuPont solicitó rescindir el contrato antes de lo acordado, tuvo que devolver 33 centavos.
Tras la guerra, la compañía siguió con su expansión, y por ejemplo sus materiales fueron clave para la llegada del hombre a la Luna. DuPont también entró en el negocio del petróleo cuando en los 80 compró Conoco (que luego vendería y hoy forma parte de ConocoPhillips), aunque para conseguirlo entró en una guerra con la destilería canadiense Seagram, que curiosamente acabaría controlando casi un 25% de DuPont que obtuvo a cambio de vender su participación en Conoco.
Hoy en día, DuPont es un gigante industrial muy diversificado, y de concretarse la fusión con Dow Chemical se crearía una empresa con un valor de 110.000 millones de euros, que a su vez se dividiría en tres unidades; una de agricultura, otra de plásticos y otros químicos, y una última centrada en productos especiales como las enzimas.