El verano viene inevitablemente asociado a las vacaciones, y con ellas, los viajes. Julio y agosto son los meses del año en los que más desplazamientos se producen debido a factores como las jornadas vacacionales en el trabajo o en los estudios, o las buenas temperaturas que acompañan a esta época, imprescindibles para disfrutar de una buena jornada de playa. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Consumo
El periodo veraniego ya quedó atrás para dejar paso a la temporada otoñal, con unas temperaturas menos agradables y días con menos luz, pero esto no significa también el fin de viajar. Hacerlo en temporada baja tiene muchas ventajas, la principal es que permite ahorrar, tal y como recoge un estudio realizado por Atrápalo, compañía online líder en venta de ocio, en el que se establece que los viajeros que decidan volar entre septiembre y diciembre lo podrán hacer por un 15 por ciento menos.
1. Compra de billetes más baratos
Según el estudio de Atrápalo, otoño se posiciona como el mejor momento para encontrar vuelos a precios bajos. Octubre y diciembre son los meses más baratos para viajar. En temporada alta hay más demanda por lo que los precios suben; en temporada baja, la demanda cae y los precios bajan, siendo posible encontrar billetes hasta un 50 por ciento más baratos.
2. Ofertas en alojamiento
Ocurre igual que en el caso de los pasajes, al haber menos demanda, las hoteleras bajan sus precios. Al haber menos ocupación los servicios del mismo, como el buffet o el gimnasio, se podrán disfrutar mejor. Además, el personal tiende a ser más amable si tienen un menor volumen de clientes a los que atender, por lo que si hay algún problema con la habitación, el cambio siempre será más fácil al haber más disponibles.
3. Menos gente y menos estrés
Se pueden visitar mejor y con más tranquilidad los principales reclamos de los puntos de destino y sacar unas mejores fotografías al haber menos turistas alrededor. Igualmente, el tiempo de espera en las colas será menor, si las hay; los museos estarán más vacíos, no suele haber problemas de reservas para restaurantes, habrá menos tráfico, por lo que no se vivirán las "operaciones salida y retorno" tan habituales en la época veraniega...; en definitiva, menos gente con la que estresarse. Sin olvidar que es posible que las actividades o los tours también oferten mejores oportunidades.
4. Más seguro y beneficioso para la salud
Al haber menos gente, no existen las aglorameraciones, lugares fáciles para cometer robos y donde los cacos pasan desapercibidos. Por otro lado, en las vacaciones se espera lograr el descanso y la desconexión que no es posible tener durante el resto del año, pero muchas veces lo único que se consigue es perpetuar el nivel de estrés. El viajar en temporada baja garantiza un verdadero viaje de descanso y, sobre todo, se ganará en tranquilidad ya que se evitan muchas situaciones de estrés, como las de un posible hurto, cuyas posibilidades descienden. Seguro que el cuerpo y la mente lo agradecerán.
5. Algunas precauciones
Desplazarse en temporada baja tiene muchas ventajas, pero antes de dejarse llevar por los buenos precios de esta época, es conveniente analizar previamente las características del destino que se quiere visitar. Por ejemplo, volar al Caribe entre los meses de junio y noviembre quizá no sea muy recomendable aunque estén los billetes tirados de precio... es época de huracanes. Por ello, hay que mirar siempre si de verdad merece la pena, comparar varias opciones, reservar con la mayor antelación posible y leerse las letras pequeñas de las ofertas.
Según Skyscanner, comparador de viajes líder, una de las mejores opciones para conocer alguna capital europea es hacerlo en el fin de semana siguiente al puente de la Inmaculada, es decir, del 11 al 14 de diciembre, ya que es la fecha más barata para viajar a Londres, Roma o Bruselas.
