
Axa se prepara para llegar a un 2016 de nuevos requerimientos de capital y mayores costes indemnizatorios en posición cómoda. La aseguradora se ha desprendido este año en España de 460 millones de euros en provisiones de seguros de vida y saneado la cartera de autos, con la anulación de pólizas que generaban 95 millones en primas.
La cesión en Vida, una operación singular susceptible de ser emulada por otras compañías, persigue aligerar la carga de capital de cara a la inminente implantación de Solvencia II. El portafolio lo integran coberturas contratadas por grandes empresas, tales como eléctricas o bancos para la jubilación de sus empleados, cuando una ley de 1995 obligó a sacar de los balances dichos compromisos y contratarlos fuera para garantizar la prestación.
Un 7% del ramo de vida
Son pólizas colectivas que, en algunos casos, rondan los 55 ó 60 millones y en conjunto explican la caída del 7,3% en el ahorro gestionado en Vida en un año, hasta quedar en 5.958 millones el pasado mes de septiembre (su cuota en el ramo retrocede del 3,89 al 3,62%). "Los riesgos de longevidad nos lastraban mucho y si alguien tiene, como se ha demostrado, apetito, es un win-win", detalla Luis Sáez de Jaúregui, director de negocio de particulares de Axa España.
Con Solvencia II pesará la concentración de riesgos. Son pólizas que tienen además rentabilidad garantizada, lo que amplía la exigencia en un escenario de tipos ultrabajos como el actual. La transferencia se realiza sin beneficio para Axa, donde el cliente realiza un rescate y la aseguradora receptora contabiliza su póliza como entrada de nueva producción de primas. ¿A quién puede interesar este tipo de carteras? Sáez de Jaúregui apunta, sin desvelar nombres, que puede ayudar a compensar riesgo en bancoaseguradoras. "Si alguien va sobrepasado en longevidad y aquí yo pago longevidad, se pueden correlacionar métricas con Solvencia II", explica.
En las nuevas reglas de capital los riesgos opuestos se contrarrestan y minoran el consumo de recursos propios que acusarían de forma individual. La banca ha contratado con profusión pólizas de vida con cobertura de fallecimiento para garantizar el pago de sus hipotecas. La defunción se sitúa, como riesgo, en las antípodas de las coberturas por longevidad o jubilación.
La apetencia encontrada en el mercado le ha permitido acelerar una transferencia de negocio en vida que Jaúregui da por concluida. "Son operaciones a muy largo plazo, donde no cabe la posibilidad de que renegocies las tarifas. Hemos querido ser los primeros, porque entendemos que con más ofertas el mercado se satura", confiesa.
En no vida ha renunciado también a pólizas en automóviles por casi 100 millones en ingresos, para evitarse quebraderos de cabeza cuando suba la siniestralidad.