
A Rusia no deja de salirle competencia en el principal destino de las exportaciones de petróleo ruso. Aunque la rivalidad entre Moscú y Arabia Saudí expresada de forma clara en la guerra de Siria se lleva toda la atención, el crudo de Irán es la verdadera amenaza para las exportaciones de Rusia.
Aprovechando la crisis de Ucrania, Arabia Saudí, ha comenzado a rellenar los huecos y se ha introducido en lo que hasta ahora eran cotos reservados para los rusos, como Polonia o Suecia. Pero este movimiento, que podría interpretarse como una amenaza a Rusia en su patio trasero, no pone en peligro su posición: el crecimiento potencial en esos mercados no es suficiente como para que algún día pueda poner en peligro el precio de los hidrocarburos rusos.
Es Irán -paradójicamente aliado de Moscú- la verdadera amenaza al negocio de Rusia, puesto que tras levantarse las sanciones se espera que su crudo afluya en un volumen creciente a las refinerías europeas. Y conforme eso ocurra, el precio que cobra Rusia se reducirá.
Ese es el único resultado posible del cambio de posiciones en un mercado, el europeo, que hasta ahora está dominado por Rusia y del que además éste país es muy dependiente. Se estima que cerca del 70% de todas las exportaciones de crudo de Moscú se consumen en el resto de Europa.
Con el mercado de materias primas en un mal momento, y las sanciones internacionales agravando los problemas, Rusia depende a su vez del crudo para estabilizar sus finanzas: la mitad de sus ingresos están asociados al negocio petrolífero y gasista.
"Las refinerías del este de Europa están adaptadas a procesar el tipo de crudo que provee Rusia (apodada Urals blend), y la fuente alternativa más cercana a esa mezcla es el petróleo iraní", afirma Michael Nayebi-Oskoui, analista energético de Stratfor, que explica además que para que las exportaciones saudíes pudiesen afectar a los precios que cobra Rusia, éstas "tendrían que ser encaminadas por Asia y hacia Europa, y no parece que eso vaya a ocurrir".
El crudo iraní entrava en el mercado Europeo con un flujo de 600.000 barriles al día antes de que las sanciones lo bloqueasen en 2012. Una vez que Irán vuelve a contar con el visto bueno de la comunidad internacional, el país de los ayatolás pretende recuperar su cuota de mercado lo más rápido posible.