
Texas Central Partners (TCP), la firma estadounidense que impulsa el primer proyecto privado para la construcción de una línea de alta velocidad en Estados Unidos, ha llegado a un acuerdo con un consorcio encabezado por Ferrovial en virtud del cual éste adelantará a su coste trabajos por valor de 130 millones de dólares, unos 115 millones de euros.
TCP destaca que Dallas to Houston Constructors (DHC), el consorcio formado al 51%-49% por Ferrovial Agroman US y Archer Western Construction, ha sido seleccionado entre más de 12 empresas de todo el planeta.
DHC realizará así las labores previas de planificación, diseño y geotecnia, que permitirán afinar cuál es el coste final de la construcción del sistema ferroviario que TCP va a construir y operar, paso imprescindible para buscar la financiación necesaria.
Con la vista en el futuro
No se trata de un contrato al uso, puesto que DHC realizará esas tareas a su riesgo y con cargo a su propio presupuesto, cobrándolas en su caso cuando el jugoso proyecto (cuyo presupuesto total se estima en más de 10.000 millones de dólares) se materialice y se ajdudiquen de forma definitiva el contrato de diseño y construcción de la infraestructura.
El riesgo no parece sin embargo excesivo, a juzgar por las buenas perspectivas que tiene el proyecto, que cumple las etapas administrativas sin contratiempos, de salir adelante.
Está en primer lugar la experiencia del actor principal: Central Japan Railway Company (o JR Central), cuya sombra se proyecta sin remedio por detrás de TCP, aunque la participada estadounidense prefiera insistir, una y otra vez, en que el proyecto es obra de una empresa "con sede en Texas".
La empresa nipona gestiona la línea de alta velocidad más antigua del planeta (mueve a 150 millones de usuarios al año; seis veces lo que transporta toda la red española), cuenta con músculo financiero más que suficiente y, lo que es más importante, tiene toda la tecnología necesaria, desde la vía hasta la señalización.
Mucha clientela, terreno fácil
También ayudan un terreno prácticamente plano (con un desnivel de poco más de 100 metros, donde construir es más barato), y una geografía humana casi perfecta, con dos grandes connurbaciones situadas a sólo 385 km de distancia y -entre ellas- terreno agrícola poco poblado.
Con los actuales servicios por carretera y aire al borde del colapso, y la economía de Texas creciendo de forma sostenida, TCP podría ser perfectamente la creadora de la primera línea de alta velocidad de América, adelantando sin problemas al corredor San Francisco-Los Ángeles.
Precisamente hace unas semanas se conocía que más de diez empresas españolas se han postulado para hacerse con los primeros contratos de relevancia del proyecto californiano, cuya tramitación inicial se remonta a hace más de dos años.