La flexibilidad de Repsol a la hora de responder a un contexto difícil, marcado por los mínimos del precio del petróleo, dará sus frutos en los próximos ejercicios.
El plan estratégico que presentará el 15 de octubre, centrado en la reducción de costes y las desinversiones, proporcionará una base suficiente para que los expertos mejoren las perspectivas para la firma, al considerar que crecerá en 2016 y 2017 a un ritmo del 15%.
De hecho, se prevé que el beneficio bruto de explotación, (ebitda) roce los 5.000 millones en este año y que siga creciendo en los siguientes. La gran capacidad de adaptación de Repsol al entorno hostil que se vive en su sector es la clave para mantener su avance, al tiempo que reduce su apalancamiento y además, mantiene el dividendo.
