Empresas y finanzas

Carlos Llano: "La libertad es el camino más recto hacia la felicidad"

  • "Soy muy estricto con los horarios. Trato de no perder ni un minuto"
Carlos Llano.

Carlos Llano decidió correr el Marathon des Sables, una carrera extrema realizada en el desierto del Sáhara, después de ver en televisión un reportaje sobre dicha prueba. A raíz de ahí, empezó a compaginar su trabajo en una entidad bancaria con el deporte de ultradistancia. En su libro De oficinista a finisher narra algunas de las experiencias acontecidas en carreras tan exigentes como el Ultraman de Canadá o el Gobi March. "Me siento muy agradecido por haber tenido la oportunidad de vivir situaciones tan maravillosas", declara.

Parece que el deporte siempre ha tenido un sentido crucial en su vida... ¿Qué supuso la práctica del fútbol en su infancia y su adolescencia?

En una época de tantos cambios como es la adolescencia, el deporte en general -con los valores tan positivos que lleva inherentes- te aleja de los malos hábitos. Mi grupo de amigos era tan futbolero como yo y pasábamos muchísimas tardes jugando partidos.

Después de romperse el menisco y el ligamento cruzado, el médico le dijo que no podría volver a jugar...

Era muy joven y no le hice mucho caso. Estaba decidido a hacer lo que fuera para volver a jugar. Si me lo dijeran ahora, a lo mejor me preocuparía algo más, porque con la edad vamos perdiendo capacidad de recuperación. Aun así, mi actitud y determinación sería igual.

¿Qué sintió cuando finalizó su primera carrera de ultradistancia?

No me podía creer que lo hubiera logrado, estaba tan satisfecho que no cabía en mí mismo. Fue la primera vez que tome conciencia de que podía hacer cosas que, de antemano, veía totalmente imposibles.

Ha terminado algunas de las carreras más exigentes del mundo. ¿Cuál fue la más dura?

Ahora recuerdo mucho la carrera que hice hace poco en Australia, era de 523 kilómetros y la última etapa de 133. El dolor de pies que tenía el último día era completamente insoportable, pero estábamos a apenas 70 kilómetros de terminar y tenía que aguantar como fuera.

¿Alguna vez ha pensado en tirar la toalla?

Al principio, lo pensaba mucho. Ahora, he aprendido a aceptar y a gestionar los malos momentos y apenas se me pasa por la cabeza.

¿Es más importante participar que ganar?

Depende de los objetivos de cada uno. Yo no tengo cualidades para ganar, con terminar estoy más que satisfecho. La parte buena de esto es que disfruto al máximo de los lugares por los que pasamos y tengo una colección de fotos preciosa.

¿Es fácil compaginar estas pruebas de ultradistancia con su trabajo en la banca?

Si nuestra voluntad por hacerlo es indomable, siempre encontraremos la manera de encajarlo todo. Soy muy estricto con los horarios y trato de no perder ni un solo minuto de mi vida.

¿Se pueden aplicar los valores aprendidos en la práctica como 'finisher' a un contexto empresarial?

Yo he aprendido a no tener miedo a equivocarme, a ser muy constante, a poner foco en el objetivo y no tener distracciones o excusas, a gestionar las presiones de los jefes o la importancia del trabajo en equipo.

Usted dice que conocer África le cambió la vida para siempre...

Conocí a niños enfermos de VIH que vivían en la más absoluta pobreza. Algunos días ni comían y todas las noches dormían en el suelo. Aun así, no paraban de sonreír. Es inevitable no aprender a relativizar. Lo que en el primer mundo llamamos problema, en un alto porcentaje de ocasiones no lo es. Me di cuenta también de la importancia de la palabra austeridad para saber valorar lo mucho que tenemos. Cuantas menos cosas necesitemos, más libres seremos. La libertad es el camino más recto que conozco hacia la felicidad.

Esta experiencia le llevó a crear la ONG Childhood Smile.

África me había calado muy dentro, se puede decir que se impregnó hasta en mi ADN. Crear Childhood Smile era casi una obligación. El proyecto WendBeNeDo atiende a 326 niños y 259 adultos enfermos de VIH. Mi ayuda es muy pequeña, pero todos los recursos que capto e ideas que se me ocurren las destino a este propósito. Ya he ido varias veces. Los niños me conocen y me escriben cartas. No hay día que no me acuerde de ellos. Les tengo en mi corazón.

¿Cuáles serían los lectores ideales de 'De oficinista a finisher'?

Puede gustar a cualquier persona. Hago pequeñas reflexiones que pueden ser útiles para la vida personal y profesional.

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