
Harley-Davidson intenta luchar contra la fortaleza del dólar para no perder protagonismo en el sector de las motocicletas. Un dólar fuerte encarece el precio final de las motos fabricadas en EEUU que se venden en el extranjero a la vez que 'abarata' las motocicletas importadas. De modo que Harley-Davidson ha decidido coger el toro por los cuernos y proseguir con su política de restricción de la producción. No luchará con sus competidores vía precios, sino que lo hará vía valor de marca y calidad, un movimiento orgulloso y poco frecuente que está pesando en sus cuentas.
Mientras que el dólar continúe apreciándose frente a las divisas más importantes del mundo, esta será la estrategia de la marca de motos más famosa del mundo. Tal y como publica Bloomberg, los ingresos de Harley han caído un 10% en el segundo trimestre del año, los envíos de motos han retrocedido un 8% hasta las 85.172 motos, por otro lado los beneficios han descendido un 15% hasta los 300 millones de dólares.
Todos estos datos son muy duros para el nuevo jefe ejecutivo de la marca Matthew Levatich, que ve delante de su cara como la venta de motos pesadas crece en EEUU y Harley en lugar de beneficiarse de esta tendencia pierde cuota de marcado. Levatich ha intentado restarle peso a estos datos, asegurando que es algo puntual causado por la fortaleza del dólar. Pero lo cierto es que las marcas asiáticas están ganado fuerza en el mercado de EEUU y eso es un hecho.
Competencia extranjera
Los competidores extranjeros tienen una ventaja grande ahora mismo, la debilidad de sus divisas les permite ajustar precios en EEUU. Comprar una Kawasaki Ninja 300 cuesta unos 5.299 dólares, un año antes cuando esos ingresos se traducían a yenes la cantidad era de 537.319 yenes, ahora vendiendo la moto al mismo precio Kawasaki contabiliza 659.037 yenes, una diferencia positiva de más de 100.000 yenes que llega sin que la marca nipona haya tenido que hacer nada para mejorar.
"Kawasaki ha recibido un regalo que supone unos ingresos más del 20 o el 30%, eso también les permite modificar el precio de venta de las motos", explica Matthew Levatich. Harley está optando por no recortar los precios, una estrategia que se puede tachar de arrogante, según explican desde la agencia Bloomberg.
Es una forma sutil de decir al público, 'nuestras motos son mejores', y también se puede entender como un guiño a sus clientes: rebajar precios de fábrica supondría asimismo una pérdida de valor de sus motos en el mercado de segunda mano.
Los inversores parecen aprobar está política de Harley-Davidson, las acciones han rebotado tras hacerse oficial esta estrategia. Aún así, la empresa estadounidense debe tener cuidado, pues las cosas pueden ponerse aún peor si la Reserva Federal eleva los tipos de interés y el dólar se aprecia aún más.