Nada empaña el -moderado- optimismo que se ha respirado los dos últimos días entre fondos internacionales, inversores institucionales, bancos y promotores inmobiliarios asistentes al evento GRI Madrid. "¿Cómo encaja el sector un año electoral como este y qué efectos prevéis?", preguntó Alfonso Benavides, director mundial de Real Estate del despacho Clifford Chance, en la sesión inicial.
Dennis López, director de la división inmobiliaria de Axa, aseguró que no vislumbra ningún efecto a medio plazo. "La misma fragmentación ya la hemos visto antes en Escocia o en Bélgica sin consecuencias", añadió.
Laurent Luccioni, director de negocio inmobiliario de Pimco para la región Emea, aseguró que el diferencial que ha permitido a España mejorar su situación económica es contar con un liderazgo fuerte. "Los extremismos ya se ha visto que no llevan a ningún lado".
"Hace unos meses estaría más preocupado, pero después de ver lo ocurrido en Grecia ya no. Además, el Gobierno español hará gestos para contrarrestar mensajes de Podemos que están calando", apuntó Eric Adler, de Pramerica.
En cuanto a las diferencias entre los mercados de oficinas de Madrid y Barcelona, y si en esta última la demanda y perspectivas se ven afectadas por el reto soberanista, directivos de General Electric, Blackstone o Tristan Capital aseguraron no apreciarlo. Basándose en cifras y tendencias de hace años, los expertos coincidieron en que Barcelona es un mercado más pequeño (50% menor) y localizado para el mercado de oficinas respecto a Madrid.
Otra de las mesas trató específicamente de si los centros comerciales son el activo por el que apostar en la salida de la crisis. Y una conclusión clave es que, en general, el retail ha superado mejor la crisis respecto al mercado residencial y de oficinas. Y es un activo por el que apostar, pese a la aún tímida recuperación de las ventas y alquileres registrada en 2014.
