
Con la salida de la crisis económica, la apuesta por la creación de nuevas infraestructuras está aumentando. Entre otras cosas, por el gran potencial que pueden tener como motores de crecimiento del país. No obstante, el éxito de éstas no siempre es el esperado ya que los medios que tiene cada país para hacer frente a estas megas construcciones varían de unos a otros en función del grado de desarrollo.
Con todo, KPMG muestra en su informe sobre "Mercados Mundiales: Las 100 infraestructuras" su perspectiva optimista sobre la evolución de este sector. En concreto, explican que ven "optimismo, impacto social y valor económico" en algunos de estos proyectos.
- Potencias económicas (Brasil, China, India, Rusia y EEUU)
Según este documento, las infraestructuras de estos países se caracterizan por tener que hacer frente a un rápido crecimiento del número de habitantes o para reconstruir su patrimonio. No obstante, históricamente utilizaban dinero público o emisión de deuda estatal para financiar el desarrollo. Sin embargo, en la actualidad necesitan ir más allá: no sólo necesitan capital privado para desarrollar las obras públicas, sino que también son fundamentales el talento y la experiencia que pueden conseguir de una empresa privada.
Pese a todo, los flujos de capital están limitados en estos países por la fuerte competencia interna, la falta de licitación transparente y considerables reestricciones a la inversión extranjera.
Con todo, en estos países con unos niveles tan altos de población es vital mejorar las interconexiones y la calidad de vida de los ciudadanos. En este sentido, hay que señalar el proyecto sostenible -valorado en 4.000 millones de dólares (3.456 millones de euros al cambio actual)- de la Comunidad Morar Carioca, que pretende acabar con las diferencias sociales de Río de Janeiro y dar nuevas viviendas al 20% de la población. La financiación de este proyecto es completamente pública: incluye presupuesto de la ciudad, del Gobierno y préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (IDB).
A este proyecto también se le suma el de la autopista Yamuna -la más larga de India-. El proyecto ha costado 1.900 millones de dólares (1.643 millones de euros) y ha sido financiado a través de colaboraciones público-privadas.
En cuanto a las energías verdes, destaca la planta termosolar de Solana, realizada por Abengoa, (280MW) en Arizona, que es un gran ejemplo de cómo EEUU se está enfrentando al potencial de las energías limpias.
- Grandes mercados maduros (Europa, Australia, Canadá)
Este tipo de país es el que más valora el potencial de las infraestructuras como motores de la economía y han disfrutado de inversores privados internacionales en diversos proyectos.
En este apartado destaca el proyecto ferroviario de Liefkenshoek, que es el mayor proyecto de colaboración público-privada de Bélgica que une los muelles del este y el oeste de Amberes. Su coste ha sido de 1.000 millones de dólares (865 millones de euros) e incluye el diseño, la construcción y el diseño.
Además, el potencial de la energía verde también se ha incrementado. En particular, desde KPMG apuntan a que Alemania y España son líderes en tecnologías limpias para mitigar el impacto del cambio climático. Pero no sólo eso, gracias a la importante trayectoria de los ingenieros españoles, su amplio grado de experiencia es muy deseado por otros países para desarrollar las infraestructuras.
- Mercados emergentes (África, Europa del Este...)
El principal problema de estos mercados es que representan una gran frontera para el capital privado. En particular, los analistas de KPMG señalan que existe una combinación entre la falta de fondos, una estrategia inadecuada y la estabilidad política limita en muchas ocasiones el flujo de proyectos. De hecho, el capital privado en este tipo de obras suele proceder del propio país, ya que cuentan con "claras ventajas" al entender los asuntos internos y la regulación.
En este sentido, los organismos internacionales juegan un gran papel en este tipo de mercados ya que proporcionan transparencia y apoyo para mitigar los riesgos políticos y resolver los asuntos que puedan surgir. Además, pueden ayudar a entender las necesidades del país a los inversores internacionales.
Si finalmente es construida, el proyecto de gas natural Trans-Sahara será uno de los programas más caros para exportar energía (20.000 millones de dólares, es decir, 17.301 millones de euros al cambio actual). En particular, ayudaría a Europa a diversificar el suministro de gas natural al ser transportado desde Nigeria hacia el Viejo Continente.
En el ámbito de los transportes, destaca el proyecto del puente Jinja (que cruzará el río Victoria) de 525 metros de largo.
Está presupuestado en 125 millones de dólares (108 millones de euros aproximadamente al cambio actual) y el 80% será financiado a través de un préstamo del Gobierno japonés.
- Pequeños mercados estables (Chile, Dinamarca, México)
El principal problema de este tipo de países es la lucha por atraer inversores internacionales, por los problemas derivados de tipo de cambio. No obstante, lo bueno del negocio de las infraestructuras es que tienen un importante impacto en la competitividad nacional.
Sin embargo, para despertar el interés de los inversores internacionales es necesario demostrar la solvencia de los proyectos no sólo en el medio plazo, sino también en el largo.
En este tipo de mercado destaca el proyecto del metro de Riad (Arabia Saudí) -con un coste de 22.500 millones de dólares, es decir, 19.459 millones de euros- y consistirá en seis vías de tren que recorrerán 176 kilómetros y se moverá a través de electricidad y no será necesario un conductor. Está financiado por el Gobierno de Arabia Saudí.
Además, la importancia de las energías renovables también se hace latente en estos mercados. Por ejemplo, el consorcio en el que participa Abengoa desarrollará la torre solar en la región surafricana de North Cape.