Empresas y finanzas

Cebrián se aferra a su cargo pese a hundir al grupo Prisa

Cebrián

Desde el desembarco de Liberty, la editora acumula pérdidas por 791 millones y ultima la tercera refinanciación en tres años.

"El grupo necesita una transformación profunda. Puedo llevar a cabo una parte de ese cambio, pero el final del cambio es cambiarme a mí. Ese es el pacto" (entrevista con The Guardian, en 2010) "Los bancos han puesto como condición que me quede para refinanciar la deuda y asegurar la viabilidad del grupo" (reunión con trabajadores de Prisa, 2013). Entre esas dos frases, las dos pronunciadas por Juan Luis Cebrián, actual presidente de la editora de El País, han pasado tres años, tres refinanciaciones, varios ERE, pérdidas acumuladas de 791,3 millones de euros y una apuesta más que arriesgada por el fútbol, que se ha traducido en serios problemas de tesorería.

Pese a este dudoso balance, el primer espada del gigante audiovisual se aferra a su sillón el año en el que vence el acuerdo de permanencia firmado con Liberty. Pero, lejos de estar dispuesto a ceder el testigo, el presidente quiere continuar liderando la huida hacia delante que inició hace tres años cuando vendió el 25 por ciento de Santillana a DLJ por 278 millones de euros y dejó el 70 por ciento del grupo en manos de Liberty.

Una huida que cerró hace unas semanas un capítulo más con la inyección de una nueva línea de liquidez de 80 millones, con la que espera sobrevivir hasta que se cierre definitivamente la tercera refinanciación desde 2010 de su elevada deuda de 3.158 millones (de momento tiene la aprobación del 72,9 por ciento de los bancos acreedores).

Este acuerdo, que busca alargar los plazos de amortización, incluye la exigencia de las entidades de vender algunos activos. Sobre la mesa está Digital + y Santillana. En los últimos meses han llegado ofertas, sobre todo por la editorial, pero el grupo se niega a desprenderse de un negocio donde los ingresos no paran de crecer, aunque se vea obligado a incrementar su deuda para pagar el dividendo preferente a DLJ por su participación del 25 por ciento en Santillana (en marzo de 2013 fue de 117,46 millones).

Con este panorama, en el que los ingresos no paran de caer y vuelven a sonar los tambores de ERE (el siguiente es la Ser), Prisa celebra hoy su junta. Una cita en la que los accionistas, entre los que también se encuentran trabajadores, van a tener que aprobar la gestión del equipo directivo en 2012 y el plan de incentivos a largo plazo diseñado por Prisa, que prevé repartir 28 millones de euros, entre dinero y acciones, entre unos cien ejecutivos del grupo.

Un incentivo del que se ha quedado fuera tanto Cebrián como su consejero delegado Abril Martorell, que renunciaron a un bonus de algo más de 8 millones de euros en 2012. Eso sí, después de que Cebrián se ganara el enfado de sus empleados por haberse embolsado unos 13 millones de euros en 2011. Año en el que empezaron los grandes ERE que en sólo dos años se han llevado por delante a 1.694 trabajadores con 152 millones de indemnización.

Así, Cebrián se enfrenta a su próxima junta con un grupo hipotecado y en quiebra técnica. Tiene comprometidos 2.152 millones en derechos deportivos y audiovisuales, ha dejado en prenda El País y La Ser para responder al préstamo y al crédito sindicado y, con un fondo de maniobra negativo y un ebitda que acumula una caída del 30 por ciento, tiene que afrontar el pago de 3.158 millones en los próximos años.

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