
La exposición al inmobiliario de BMN aumenta un 17% tras el examen de las auditoras.
Los test de estrés realizados por Oliver Wyman han desvelado que la exposición inmobiliaria de la banca española es mayor de la declarada hace sólo tres meses, en el anterior informe elaborado por esta misma consultora.
Así, mientras en junio el riesgo crediticio asumido por el sector, y fechado a 31 de diciembre de 2011, ascendía a algo más de 220.000 millones, esta cifra se incrementa ahora en 6.018 millones.
Según fuentes financieras la diferencia es debida a que en el último examen a la banca la firma que habitualmente audita a una entidad es distinta de la que ha realizado ahora la valoración de los activos, por lo que al extrapolar los datos obtenidos en el muestreo de toda la cartera se puede destapar riesgos adicionales.
El aumento, no obstante, se concentra en muy pocas entidades y supone sólo un 2,7 por ciento en el conjunto de la exposición.
Este hecho fue resaltado por el subgobernador, Fernando Restoy, y el secretario de Estado de Economía, Fernando Latorre; sin embargo, la interpretación que se hace desde medios financieros es que, o bien la clasificación de los créditos al promotor es absolutamente correcto en la generalidad del sector, o bien lo que demuestra es que el trabajo de las auditoras en las entidades estaba limitado a otros cometidos y no han podido descubrir más irregularidades.
Avalando esta última tesis está la experiencia vivida en grupos que han tenido que ser nacionalizados o intervenidos. El ejemplo más sangrante fue el del Banco de Valencia, que en un año pasó de tener una exposición de 3.107 millones de euros en 2010 a 5.000 millones sólo doce meses después.
Tras este ejercicio de reclasificación, ya cuando estaba gestionado por el Frob, Banco de Valencia es una de las entidades en las que se ha mantenido ahora el volumen de estos riesgos.
No es éste precisamente el caso de BMN (Mare Nostrum), que mientras los datos de diciembre declaran una exposición a los créditos promotores e inmobiliarios de 7.688 millones de euros, las pruebas de resistencia elevan la cifra al entorno de los 9.000 millones de euros. Los 1.310 millones aflorados ahora supone un aumento del 17 por ciento en esta cartera.
La entidad, con este baile de cifras, es la que registra la mayor diferencia entre todo el sector financiero español.
Desfase en el escenario base
BMN, según el ejercicio de Oliver Wyman, presenta un déficit de capital en el escenario base de 368 millones de euros, inferior a los 1.570 millones que la entidad declaró necesitar para cumplir con los requerimientos de los dos reales decretos de De Guindos. En el escenario más adverso, el banco tiene un déficit de 2.200 millones, el 7,1 por ciento de sus activos.
En el otro extremo aparece el Santander, que presenta una diminución de su riesgo inmobiliario de 1.299 millones, lo que supone, debido a su mayor tamaño, que la mengüe en un 5,5 por ciento.
Porcentualmente, el segundo grupo por aumento de este tipo de créditos es Liberbank, con una subida del 12,1 por ciento, al pasar de 7.805 millones a 8.756 millones. Le sigue CatalunyaBanc, que ha pasado de 11.236 millones a 12.264 millones en el último test de estrés.
Estas dos entidades y BMN, que tienen como auditor habitual a Deloitte, suman 3.289 millones más en esta cartera, lo que supone más de la mitad de las diferencias encontradas en todo el sistema.
Pérdidas inmobiliarias
Respecto al peso que suponen los créditos inmobiliarios y los adjudicados en las pérdidas calculadas para el escenario base por Oliver Wyman, en todas las entidades, salvo en tres, supera el 60 por ciento del total.
Las excepciones son el Santander, BBVA y Bankinter. Las dos primeras por el relevante negocio internacional en su balance, que se ha tenido en cuenta en las pruebas de resistencia, mientras que e tercero es el grupo con menos exposición inmobiliaria, muy por debajo de la media. Bankinter apenas tiene 1.560 millones entre créditos y adjudicados y el deterioro que puede provocar hasta 2014 se limita a un 2,5 por ciento de sus activos totales en el peor de los casos.
Las carteras inmobiliarias que salen peor paradas son las de Caja3 y España-Duero, que son responsables de entre un 78 y un 80 por ciento de las pérdidas de sus entidades en los próximos tres años.
Con una situación económica peor se produce un mayor deterioro en todos los segmentos de actividad, por lo que los impagos suben a un mayor ritmo en las actividades no inmobiliarias, por lo que los porcentajes bajan entre ocho y tres puntos en todos los casos.
Sobre cuánto supone esa pérdida respecto al total de los activos, de nuevo Bankinter, BBVA y el Santander son los que presentan los mejores registros. En ninguno de los tres casos, y en el escenario más adverso, los activos inmobiliarios suponen más de un 4 por ciento.
En el otro extremo se sitúan CatalunyaBanc, Banco de Valencia y Liberbank, cuyos porcentajes se sitúan entre el 19 y el 25 por ciento.