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Los muertos por las inundaciones en Brasil superan los 500

TERESÓPOLIS (Reuters) - La cifra de víctimas mortales por las enormes inundaciones y deslizamientos de tierra en Brasil superó las 500 personas el viernes, mientras nuevas lluvias amenazaban con complicar los esfuerzos de los equipos de rescate por encontrar supervivientes.

En uno de los peores desastres naturales del país, torrentes de lodo y agua arrasaron con todo a su paso en ciudades de la región montañosa Serrana, en las afueras de Río de Janeiro, echando abajo casas, lanzando automóviles sobre edificios y dejando miles de damnificados.

"La lluvia no paró de madrugada y sigue en la mañana, lo que está dificultando los esfuerzos de rescate", dijo el teniente Rubens Placido, un bombero de la golpeada ciudad de Nova Friburgo. "El número de muertes va a aumentar bastante. Aún hay mucha gente enterrada".

Las inundaciones acabaron con la vida de al menos 529 personas, según las autoridades locales y estatales, pero los equipos de rescate están descubriendo más víctimas enterradas debajo de casas destruidas y edificios derrumbados. Hay más de 13.500 damnificados.

Los servicios de rescate tienen que llegar a las áreas más afectadas a pie y cavar a mano entre los escombros para encontrar supervivientes, porque los vehículos y la maquinaria pesada aún no pueden cruzar carreteras cortadas, informó el canal de televisión Globo.

El estado de Río de Janeiro envió a la policía militar para mantener el orden en el área tras noticias de saqueos de comida en tiendas.

La inundación posiblemente dejará miles de millones de dólares en daños y supone la primera crisis para la presidenta Dilma Rousseff sólo dos semanas después de asumir el cargo.

Más allá de la pérdida de vidas y propiedades, el daño provocado por las lluvias podría elevar los precios de los alimentos en partes del sureste brasileño, lo que preocupa al Gobierno.

La región Serrana es un importante productor de frutas y vegetales para el área de Río, pero las inundaciones no han afectado a las principales cosechas de Brasil, como la soja, la caña de azúcar, las naranjas y el café.

Río de Janeiro, famoso por sus playas y el carnaval, co-organizará el Mundial de fútbol 2014 y será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.

"NO PODEMOS PARAR"

En Teresópolis, donde murieron al menos 223 personas, los cuerpos debieron ser llevados a una iglesia cercana debido a que ya no había más espacio en la morgue. Las autoridades mostraron fotos de los cadáveres a los vecinos para ayudarlos a identificar a miembros de sus familias.

En Nova Friburgo, un pueblo colonizado por primera vez por inmigrantes suizos, murieron al menos 246 personas. En Petrópolis, que fue residencia de verano de la familia real brasileña, 41 personas murieron, mientras que al menos 19 personas fallecieron en Sumidoro.

Rousseff, quien ha destinado 780 millones de reales (460 millones de dólares) en ayuda de emergencia para la región, visitó brevemente la zona para reunirse con responsables locales. El Gobierno dijo que envió 210 efectivos de la Fuerza de Seguridad Pública Nacional, incluidos funcionarios, para ayudar a identificar los cadáveres.

Las laderas de cerros y riberas de ríos en el área, a unos 100 kilómetros al norte de Río de Janeiro, colapsaron después de que en la noche del martes lloviera en 24 horas el equivalente de lluvia de un mes.

Los equipos de rescate trabajaban para sacar a las personas de las aguas torrentosas y revisaban viviendas destruidas en busca de supervivientes, encontrando a menudo sólo cuerpos. Pero un bebé de seis meses fue rescatado de entre los escombros de una casa, provocando gritos de júbilo entre los vecinos.

"La situación es crítica, pero tenemos que avanzar. No podemos parar", dijo el coronel del departamento de bomberos José Paulo Miranda.

Los deslizamientos de tierra e inundaciones son comunes en gran parte de Brasil, lo que deja en evidencia una pobre planificación urbana y la falta de acción preventiva por parte de las autoridades.

La presidenta Rousseff dijo a la prensa que la construcción de viviendas en áreas de alto riesgo es "la regla en Brasil en vez de ser la excepción", y agregó que la falta de una política de vivienda adecuada contribuyó al problema.

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