TERESOPOLIS, Brasil (Reuters) - Los rescatistas luchaban el jueves por llegar a zonas aisladas por inundaciones y deslizamientos de tierra que han acabado con la vida de al menos 400 personas en uno de los peores desastres naturales de Brasil desde hace décadas.
Torrentes de lodo y agua consecuencia de las fuertes lluvias dejaron una huella de destrucción a través de la montañosa región Serrana, cerca de la ciudad de Río de Janeiro, echando abajo casas, cortando carreteras y soterrando a familias enteras mientras dormían.
"Es como si un terremoto hubiera sacudido algunas áreas", dijo Jorge Mario, alcalde del área municipal de Teresópolis, donde fallecieron al menos 158 personas.
"Hay tres o cuatro barrios que fueron totalmente destruidos en áreas rurales. Difícilmente hay alguna casa en pie ahí y están destruidos todos los puentes y carreteras", agregó.
Los deslaves arrasaron las casas de ricos y pobres en y alrededor de Teresópolis y otras ciudades, pero la parte más dura del desastre se la llevaron los habitantes rurales más pobres, en viviendas construidas en áreas de riesgo y sin una autorización de planificación formal.
Imágenes de televisión mostraron a los servicios de rescate tratando desesperadamente de sacar a las personas de las aguas que inundaban la zona. Una mujer sujetaba a un perro encima de las ruinas de su casa mientras el agua derribaba con fuerza los muros remanentes. La mujer tomó una soga lanzada por unas personas desde un edificio cercano y de ese modo fue recuperada a salvo, aunque tuvo que soltar al perro para poder salvarse ella.
Los rescatistas cavan desesperadamente en las ruinas de casas en búsqueda de supervivientes, encontrando a menudo sólo cuerpos sin vida. Un rescate exitoso tuvo lugar cuando un bebé de seis meses fue encontrado con vida en los escombros de una casa, provocando gritos de júbilo entre los vecinos.
En Nova Friburgo, un pueblo colonizado por primera vez por inmigrantes suizos, 168 personas habían perdido la vida, según funcionarios locales.
Previamente en la semana, las fuertes lluvias causaron 13 muertos en el estado de Sao Paulo, lo que lleva el número total de víctimas a por lo menos 413.
El desastre es un temprano desafío para la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien tenía previsto sobrevolar la región el jueves.
Además de la crisis inmediata por la pérdida de vidas y daños a la propiedad, las inundaciones podrían elevar aún más los precios de los alimentos, que han sido una gran preocupación para el Gobierno.
La pequeña región Serrana es una importante productora de frutas y vegetales para el área de Río, pero las inundaciones no han afectado a los principales cultivos de Brasil, como la soja, la caña de azúcar y el café.
Laderas y riberas de ríos a cerca de 100 kilómetros al norte de Río, una de las sedes del Mundial de fútbol 2014 y que organizará los Juegos Olímpicos de 2016, se hundieron después de que cayera el equivalente a un mes de lluvia en 24 horas, destruyendo casas y provocando la muerte de muchas personas mientras dormían en las primeras horas del miércoles.
El periódico local Folha de Sao Paulo dijo que este es el peor desastre natural en Brasil en cuatro décadas. Se pronostican más lluvias para los próximos días, lo que complicará las labores de rescate y aumentará el riesgo de nuevos deslizamientos de tierra.
Marejadas de agua y ríos de lodo sumergieron totalmente algunas casas y dejaron automóviles aplastados como latas de aluminio. Más de 13.500 personas han quedado damnificadas en la región, dijo la agencia de Defensa Civil.
Mario dijo que los equipos de rescate aún no han llegado a varias de las partes más golpeadas de Teresópolis, incluyendo un barrio donde, según informes de medios, hay alrededor de 150 casas destruidas.
FILAS DE CADÁVERES
Docenas de cuerpos habían sido apilados fuera de una comisaría en el centro de la ciudad a la espera de ser identificados para después ser llevados a una iglesia, dijo a Reuters el taxista Vinicius Bittencourt.
"Los cuerpos estaban ahí porque ya no hay más espacio en la morgue. La gente camina llorando por las calles. He visto a gente cargando a niños muertos en mantas", añadió.
Al menos 39 personas fallecieron en Petrópolis, un pintoresco poblado en las montañas que servía como residencia de verano para la familia real brasileña en el siglo XIX.
Otras 13 personas murieron en el pueblo de Sumidouro en la misma región, dijeron las autoridades.
Muchas personas incomunicadas se vieron forzados a arreglárselas por ellos mismos debido a que las operaciones de rescate se vieron obstaculizadas por carreteras destruidas y terrenos inestables. Bomberos usaron maquinaria pesada para retirar escombros de las carreteras que bloqueaban su paso a algunas de las áreas más afectadas por la catástrofe.
"La situación es crítica, pero tenemos que avanzar, no podemos parar", dijo el coronel del departamento de bomberos José Paulo Miranda.
Rousseff, que asumió su mandato el 1 de enero, ya liberó 780 millones de reales (350 millones de euros) en fondos de ayuda de emergencia disponibles para los esfuerzos de rescate y reconstrucción.
El Gobierno dijo que enviaría a 210 soldados de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, incluyendo a funcionarios, para ayudar a identificar cuerpos.
Dos helicópteros de la Armada están ayudando en las operaciones de rescate y la Armada también enviará un hospital de campaña móvil al área.
Los deslizamientos de tierra e inundaciones son comunes en gran parte de Brasil, lo que deja en evidencia una pobre planificación urbana y la falta de acción preventiva por parte de las autoridades.
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