Mónica Martínez
Lima, 22 ago (EFECOM).- La economía peruana ha sido golpeada en el corazón de su "boom" exportador, el departamento de Ica, por el terremoto del pasado 15 de agosto y el Gobierno ya anticipa que el Producto Interno Bruto tendrá una caída de al menos 0,3 por ciento.
El sismo de hace una semana, de 8 grados de magnitud, se sintió con mayor fuerza en Pisco, Chincha e Ica, en el departamento del mismo nombre, y en las provincias de departamento de Lima, colindantes con esa región.
El movimiento telúrico ha dejado 513 muertos, 1.042 heridos y cerca de 40.000 familias damnificadas por la pérdida de sus casas, a raíz de la violencia del sismo, pero también por la inundación que afectó varias localidades costeras como Pisco y Paracas, golpeadas por un tsunami de medianas proporciones.
Tradicionalmente, Ica ha sido conocida por su producción de vino, pisco y uvas, pero en los últimos años destacó por la producción de espárragos, dirigida en su mayor parte a la exportación.
No en vano, 12.000 de las 35.000 hectáreas de tierras destinadas a la agricultura en Ica están dedicadas a los espárragos.
La contribución de Ica al PIB peruano asciende al 3,6 por ciento y sus exportaciones estimadas a fin de año alcanza los 1.200 millones de dólares.
Sin embargo, el presidente peruano, Alan García, estimó que el terremoto le costaría al PIB nacional una reducción de 0,3 por ciento.
"Si para este año estaba programado crecer 7,9 u ocho por ciento, el impacto del sismo en el sur del país costará 0,3 puntos porcentuales de crecimiento económico, pero de todas maneras la actividad económica crecerá 7,6 por ciento", confió García desde Pisco, donde se ha instalado con sus ministros tras el sismo.
El departamento de Ica se extiende sobre la desértica costa peruana, con uno de los climas más favorables para la agricultura, pero siempre azotado por los movimientos telúricos provocados por el choque de las placas de Nazca y Continental, localizadas bajo el mar.
En su jurisdicción se ubican, además, empresas mineras, de gas, confecciones, pesqueras y de turismo por la presencia de una de las reservas naturales más atractivas del país, la reserva nacional de Paracas, un refugio para aves, lobos marinos y pingüinos, y de las enigmáticas Líneas de Nazca, que reciben unos 600.000 turistas al año.
La Reserva de Paracas sufrió la pérdida de algunas de las formaciones rocosas más características del lugar, como la denominada Catedral, y la turística hacienda San José, símbolo de la cultura afroperuana, también ha tenido serios daños en su estructura.
Sin embargo, las Líneas de Nazca, formadas por unos enormes geoglifos de animales y figuras geométricas, están intactas y mantienen su flujo de visitantes con toda normalidad.
El principal problema para las empresas en la zona es la caída de la mano de obra, que antes del terremoto estaba asegurada en un 95 por ciento, porque sus trabajadores han perdido casas y familiares en el desastre.
El presidente del Comité de Confecciones de la Asociación de Exportadores, Pedro Gamio, declaró que "las pérdidas en infraestructura de las empresas del sector son pequeñas y no revisten mayor perjuicio, lo que sí nos preocupa es el bienestar de los trabajadores".
Al igual que los confeccionistas, los agroexportadores han dado licencias pagadas, además de carpas y víveres a sus trabajadores damnificados por el terremoto.
La ministra de Comercio Exterior y Turismo, Mercedes Aráoz, dijo que "el 70 por ciento de la actividad agroexportadora comenzó a restablecerse" a casi una semana del terrible sismo.
En las proyecciones de 2007, Ica tenía previsto exportar espárragos, uvas y paltas (aguacates) por 225 millones de dólares.
Aráoz confió en que la actividad se restablezca totalmente conforme se normalice el suministro eléctrico en la zona, aunque el siguiente problema será reparar la carretera Panamericana, que ha sido dañada en varios tramos en el acceso a Ica, lo cual ha favorecido los actos de pillaje en esa golpeada región.EFECOM
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