Paloma Caballero
Pekín, 3 jun (EFECOM).- Miles de personas enferman o mueren cada año en China por alimentos o medicamentos adulterados y falta de control mientras que muchos países, deseosos de vender sus productos a China, esperan años autorizaciones que no llegan, en un proteccionismo disfrazado de exigencias de calidad.
Productos hortifrutículas o ganaderos de numerosos países latinoamericanos, la carne argentina o el jamón español, entre otros, esperan la "luz verde" para entrar, pero China exportó en 2006 carnes, mariscos, pescados, verduras, frutas y bebidas por valor de 31.000 millones de dólares.
Solamente las exportaciones de productos cultivados se elevaron en el primer trimestre de 2007 a 1.300 millones de dólares, un 48,7 por ciento más que el mismo período e 2006, según cifras del ministerio de Comercio.
El papel creciente de China como exportador de alimentos, en aumento anual del 10,0 por ciento desde 2002 y del 24,8 por ciento en el primer trimestre de 2007 (quinta tras UE, EEUU, Canadá y Brasil), explica la preocupación internacional tras recientes escándalos en que productos chinos están implicados en muertes y enfermedades.
Consciente de la necesidad de no perder ventas (el 3,2 por ciento de las mundiales en el sector), tras semanas de silencio y temeroso de las consecuencias, Pekín reaccionó pero responsabilizando a la manipulación de los importadores extranjeros.
Alimentos y medicinas adulteradas causan muchas muertes al año en China y aún están recientes escándalos como el de la leche maternizada falsificada o la venta de huevos sin fecha de caducidad.
"Las empresas chinas fueron responsables por confundir en el empaquetado", se limitó a decir Wei Chuanzhong, viceministro de la Administración General de Supervisión de la Calidad, Inspección y Cuarentena sin aceptar un ápice de responsabilidad china en el fraude del jarabe en Panamá que causó un centenar de muertes.
Según Wei, la importadora panameña Medicom es la responsable y la empresa española intermediaria, Rasfer Internacional, "conocía lo que compraba", dijo al referirse al Dietelene Glycol, sustancia muy tóxica utilizada como refrigerante y líquido para frenos y no apta para el consumo humano presente en jarabe y dentríficos.
La melamina descubierta en alimentos para animales domésticos había originado antes la muerte de miles de perros y gatos en EEUU.
En la misma línea, Li Yuanping, director de la misma Administración criticó directamente a los medios de comunicación extranjeros de "sembrar la alarma".
"Informaron sin sentido", se limitó a decir, para destacar que las exportaciones a EEUU en los tres últimos años muestran que más del 99 por ciento cumplieron igual o incluso más los estándares de calidad que los importados de aquel país, dijo Li al periódico "China Daily".
Además, según Li, Pekín descubrió desde abril "al menos" 35 envíos de carne congelada de EEUU que contenían la bacteria salmonella y residuos medicinales veterinarios.
"El problema es de una empresa, no del país. Si un alimento no cumple los estándares no puede decirse que la comida del país no es segura. La aviación es supuestamente el medio de transporte más seguro y sin embargo se producen accidentes", añadió.
Sin embargo, la pena de muerte para el ex-responsable de la l'Administracion de Productos Alimentarios y Farmaceúticos (SFDA), Zheng Xiaoyu, fué la respuesta ejemplarizante a las acusaciones internacionales y la primera condena máxima a tan alto nivel en los últimos 7 años.
Durante sus nueve años en el cargo (hasta 2005), Zheng recibió casi 700.000 euros por bajar el nivel de los estándares para otorgar licencias.
En China, para buscar fáciles y rápidos beneficios, muchos productores modifican composiciones e introducen productos químicos más baratos sin pensar en la repercusión en la salud del consumidor.
Según la revista "Outlook Weekly", el 60 por ciento de los 450.000 fabricantes chinos de alimentos, a menudo exportados, no los someten a prueba.
Las autoridades chinas negaron también recientemente supuestas informaciones de que 20 millones de cerdos murieron recientemente en China por la "enfermedad de la oreja azul".
Li Jinxiang, subdirector del departamento veterinario del ministerio de Agricultura reconoció el brote de "la oreja azul" (o Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino), pero dijo que "no era posible" que hubieran muerto tantos animales.
En 2006 diversos brotes de la enfermedad causaron escasez de carne porcina, cuyo precio se situó en el primer trimestre del año en 1,5 dólares por kilo, aumento anual del 35,5 por ciento, informó la agencia oficial Xinhua.
El proteccionismo contra empresas alimentarias extranjeras se reflejó también en la campaña contra los gigantes McDonald's y Kentucky Fried Chicken, con 3.000 establecimientos y 200.000 trabajadores en China, acusados de incumplir la legislación laboral. EFECOM
pc/cg
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