
La resistencia de la bolsa norteamericana ha vuelto a atar a los bajistas. Los descensos han dejado al S&P 500 a sus mejores precios desde marzo de 2009, pero la sensación de que la crisis del euro puede dañar el crecimiento estadounidense también se nota. Por Cristina Triana
La calle del Muro o Wall Street. Hay que reconocer que si en algo son prácticos los anglosajones es en bautizar a las cosas. En el pasado, donde hoy se erige el mayor centro financiero del mundo, se construyó una gran tapia reforzada para proteger a los colonos de posibles ataques de los indios y evitar que se fugaran los esclavos. El nombre persiste y no ha resultado ser tan desafortunado. Quienes siguen la bolsa, saben que cuando ven alguna grieta en el Muro, es improbable que no acaben formándose otras en el resto de parqués mundiales y buena parte del sentimiento del mercado a corto y medio plazo se establece fijándonos en el grosor del agujero.
En las últimas semanas, probablemente las más volátiles del año, los analistas técnicos se han cansado de repetir que era clave para la tendencia bursátil que el índice estadounidense S&P 500 aguantara los 1.040 puntos. Bolságora explicaba que si se confirmaba la pérdida de ese nivel, se vería caer parte del muro y con él, al resto de las bolsas. Afortunadamente, por el momento, está sirviendo de contención, pero el esfuerzo para alejar la tendencia bajista de la renta variable deja al descubierto algunos problemas en la base sobre la que está construida Wall Street.
El ciclo de economía y beneficios
Los analistas de Citi razonaban en un informe esta semana que las ventas que se habían visto en las bolsas desde mediados de abril eran "indiscriminadas". "Se vende primero y se piensa después", afirmaban. Su perspectiva no es única. Para la media de firmas de inversión, el fuerte descenso sufrido en primavera ha dejado, por ejemplo, al índice S&P 500 cotizando a sus mejores precios desde finales del mes de marzo de 2009. Es decir, a niveles similares a los que se compraba bolsa cuando comenzó el rebote bursátil, que ahora se está corrigiendo.
Ése sería el lado bueno de las caídas; que existen oportunidades (la clave es dónde). El malo es que existen dudas acerca de si, a 12 meses vista, el crecimiento en beneficios de las empresas norteamericanas habrá tocado techo en el actual ciclo de recuperación.
Por lo pronto, de no mejorar las estimaciones, mayo se cerrará con un descenso en las previsiones de crecimiento de beneficio por acción en el S&P 500, ya que caerá al 28,8 por ciento desde el 29,8 por ciento al que cerró abril. Esa reducción pone de manifiesto que en épocas de tensión los analistas comienzan a replantearse qué modelo macroeconómico aplicar para valorar la capacidad de crecimiento de las ganancias de las empresas cotizadas. Concretamente, ahora están intentando dilucidar cómo los problemas de Europa pueden afectar a las empresas norteamericanas y a la recuperación de la primera economía del mundo.
No es la primera vez que se ven dudas similares este año. También hubo rebajas en las estimaciones de mejora a 12 meses en marzo y antes en febrero, que es cuando comenzaron a hacerse grandes los problemas de Grecia. De hecho, por el momento, la cúspide se marcó a finales de enero, de acuerdo con FactSet.
Contagio, o no contagio
Como cuando las subprime se dieron a conocer en 2007, la crisis europea lo que está provocando es que haya falta de visibilidad sobre el futuro. La falta de luz no suele ser buena para la renta variable a corto plazo, porque enferma con más facilidad cuando llega algún dato malo, sea macroeconómico, sea empresarial. Y hay que estar muy pendiente de ello. Si bien todavía no es más que uno, el índice de indicadores líderes del mes de abril en EEUU ya estaría diciendo que a seis meses vista el crecimiento económico será menor al actual. Habrá que confirmarlo. En lo que respecta al grueso de los beneficios (no a la expectativa de crecimiento a 12 meses, que sí se está moderando), las previsiones de ganancias tanto para 2010 como para 2011 siguen mejorando en el S&P 500. Por ahora, no se refleja el contagio en las estimaciones de ganancias individuales, por ahí no existe grieta en el muro, aunque no se puede descartar que esto cambie (será clave la temporada de resultados de julio). Lo que está lanzando el mercado es una alerta sobre dónde invertir.
Algunos estrategas, que siguen pautas macroeconómicas para establecer el posicionamiento de la cartera, como es Trevor Greetham, de Fidelity, en su revisión de mayo ya adelantaba que la evolución de los datos macroeconómicos puede estar indicando mirar poco a poco hacia sectores no tan cíclicos (sigue sobreponderando materias primas, pero ha reducido posiciones). Así, su Reloj de la Inversión está comenzando a indicar que es la hora de rotar la cartera hacia empresas de carácter más defensivo. Puede comenzar a ser tiempo de mirar hacia sectores valor, como las empresas de petróleo y gas, servicios públicos, farmacia y consumo básico.