Ana Gerez
Río de Janeiro, 4 abr (EFECOM).- La atracción de inversores extranjeros por la industria del etanol de caña en Brasil va en aumento y se refleja hoy en nuevos proyectos que apuestan al futuro de un mercado global para este combustible alternativo.
El empeño de Brasil y Estados Unidos, países que controlan el 72 por ciento de la producción mundial de etanol, en promover un mercado internacional para este producto ha puesto el combustible en la agenda de otros gobiernos, de las empresas de tecnología y sobre todo de inversores ávidos de buenos negocios.
Los biocarburantes representan hoy menos del 2 por ciento del mercado mundial de combustibles, pero podrían llegar al 20 o 30 por ciento, según especialistas como Eduardo Pereira de Carvalho, presidente de la Unión de Agroindustria de Caña (UNICA).
Los expertos creen que la demanda por el combustible tendrá un crecimiento exponencial en Estados Unidos, Europa y Asia y éste es uno de los argumentos usados por los fabricantes para reducir capitales y ampliar la red de ingenios y destilerías en Brasil.
Al interés de inversores extranjeros se ha sumado el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que estudia participar en varios proyectos presupuestados en 2.000 millones de dólares, incluyendo tres destilerías de etanol en Brasil, con un coste de 570 millones de dólares.
Actualmente existen 336 plantas en Brasil, y, por la cantidad de proyectos confirmados, se calcula que llegarán a 409 para 2013, con inversiones superiores a los 14.500 millones de dólares en ese plazo. También hay otro centenar de propuestas en estudio.
La participación extranjera representa hoy en torno al 6 por ciento de los recursos movilizados en el negocio del azúcar y el etanol, señaló a Efe Laura Tetti, consultora de UNICA, y para la cosecha de 2012-13 se estima que no llegará al 10 por ciento.
Parece poco, pero son inversiones grandes si se considera que es "una industria con una cadena productiva muy amplia", comentó.
El mercado percibe el alcohol como "parte de la solución" a las limitaciones que ha demostrado el petróleo, un producto no renovable, caro y con desventajas medioambientales, señaló a Efe el empresario Marcelo Junqueira.
Este artífice de Clean Energy Brazil, una empresa creada exclusivamente para invertir en caña y etanol, considera que la subida en los últimos años del precio del azúcar y del alcohol ha alentado inversores extranjeros que buscan retornos a corto plazo.
No obstante, hay también inversores que esperan la revalorización de sus activos a largo plazo ya que, por la naturaleza del negocio, se necesitan entre cuatro y cinco años para ver resultados, explica.
La Clean Energy Brasil (CEB), acaba de cerrar la compra de un 49 por ciento del Grupo Usaciga, del sureño estado de Paraná, por aproximadamente 130 millones de dólares.
Fue su primera adquisición con los 200 millones de dólares que recaudó mediante una IPO (oferta pública inicial de acciones) lanzada en la bolsa de Londres en diciembre pasado.
Otro activo inversor es "Infinity Bio-Energy", un fondo de inversiones creado hace poco más de un año, que en 2006 compró tres fábricas en Brasil con capacidad para moler 3 millones de toneladas de caña y ambiciona comprar otras unidades que ampliarían considerablemente ese volumen.
La Compañía Nacional de Azúcar y Alcohol (CNAA), un consorcio entre el brasileño Usina Santa Elisa y el internacional Global Foods Holding, completó a mediados de marzo una operación financiera internacional por 240 millones de dólares para financiar su plan de expansión.
La CNAA prevé inversiones totales por 2.000 millones de reales (unos 1.000 millones de dólares) en cuatro proyectos en los estados de Minas Gerais y Goias.
Otro grupo de inversores brasileños y extranjeros, entre los que se cuenta el fundador de AOL, Steve Case, ha creado un fondo que será administrado por el ex presidente de Petrobras, Henri Phillipe Reichstul, para invertir en la caña de Brasil.
El fondo, "Brasil Energy", que contaría con pesos pesados, como el ex presidente del Banco Mundial James Wolfenson, pretende invertir 2.000 millones de dólares en etanol y ofrecer a los extranjeros un mayor grado de confianza en una industria que tradicionalmente estuvo concentrada en empresas familiares.
Expertos como Junqueira, creen que el sector pasará en los próximos años por un proceso de consolidación.
Por lo pronto comienzan a converger capitales extranjeros y brasileños y las destilerías buscan garantizar contratos de exportación a largo plazo, como primer paso para fomentar un mercado internacional de compra venta similar al de los hidrocarburos. EFECOM
ag/ol/jlm
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