Omar Lugo
Río de Janeiro, 16 mar (EFECOM).- El etanol brasileño se ha puesto de moda internacionalmente al despertar el interés de Estados Unidos, pero Brasil no depende de Washington en su tarea de expandir sus exportaciones de este combustible usado como sustituto parcial de la gasolina.
Esta previsto que el 31 de marzo en Washington, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, retome las conversaciones iniciadas en Sao Paulo con su colega George W Bush sobre un posible mercado para el combustible alternativo.
Pero es poco probable que el Congreso o el Gobierno de Estados Unidos flexibilicen sus barreras comerciales sobre el alcohol importado ni que permitan la libre competencia con los productores locales del costoso etanol de maíz.
Para Brasil, Estados Unidos no es el frente más importante, aunque ha agradecido la publicidad gratuita asociada al interés de Bush.
La verdad es que desde hace tiempo los brasileños buscan asegurar mercados adicionales en Asia y Europa para garantizar el financiamiento a nuevas inversiones por al menos 14.000 millones de dólares en 103 nuevos ingenios de caña y destilerías de etanol en construcción o proyectadas para los próximos tres años.
Brasil además cuenta con su robusto mercado interno que consume en etanol el equivalente a unos 258.000 barriles por día de gasolina.
"Nosotros no dependemos de Estados Unidos, es lo inverso. Brasil tiene un gran mercado interno y los mercados mundiales a su disposición", señaló esta semana el ministro de Industria, Luiz Fernando Furlán.
Con Bush "Brasil tuvo una aparición mundial en los medios muy positiva, por el reconocimiento del Gobierno estadounidense de que somos líderes en la energía renovable", agregó.
"Eso va a generar interés de inversionistas de todo el mundo y probablemente va a acelerar el proceso de utilización de etanol y biodiesel por muchos países", afirmó.
Por casualidad o sentido de la oportunidad, en estos días han llovido anuncios de nuevos proyectos de inversiones en el negocio de la caña de azúcar y el alcohol en Brasil por parte de empresas y fondos nacionales e internacionales.
Mientras, la "diplomacia del etanol" llevó al ministro de Agricultura, Luiz Carlos Guedes, a negociar hoy nuevos acuerdos de biocombustibles con Indonesia, el cuarto país más populoso del mundo.
Los brasileños también negocian con Japón, que hará obligatoria la mezcla de 3 por ciento de etanol en su gasolina, lo que según Guedes abriría un mercado de 1.800 millones de litros, equivalente a cerca del 10 por ciento de toda la producción actual de Brasil.
El Reino Unido también está en la agenda de las negociaciones.
Ya el año pasado Brasil exportó 3.426 millones de litros de alcohol, contra 2.600 millones de litros en 2005.
En 2006 la mayor parte (1.767 millones de litros) fue para Estados Unidos. Países Bajos, con 346 millones de litros; Japón, con 225 millones, y Suecia, con 204 millones fueron otros grandes clientes, según la Secretaría de Producción y Agroenergía del Ministerio de Agricultura.
En lo que va de 2007 Brasil ya ha exportado 545 millones de litros (337,7 en enero y 207,3 en febrero), casi el doble que los 304 millones de litros vendidos en los primeros dos meses de 2006.
Los inversionistas recibieron un nuevo bálsamo el 9 de marzo, cuando la Unión Europea fijó en Bruselas la meta obligatoria para que en el 2020 el 10 por ciento de los combustibles consumidos en los 27 socios sean "biológicos".
En Europa la tierra es un bien escaso y las demandas de energía son crecientes. Hoy el continente produce etanol vegetal de remolacha y restos vinícolas, así como biodiesel de colza, girasol, soja o grasas vegetales, pero está lejos de satisfacer su futura demanda.
La principal carta de Brasil en esta carrera es su bajo costo relativo de producción, gracias a una tecnología propia desarrollada durante al menos tres décadas.
En teoría esa ventaja permitiría a sus proyectos reducir los niveles de incertidumbre respecto a los precios del petróleo.
Expertos como Luis Carlos Job, del Ministerio de Agricultura, admiten que el competitivo etanol de caña es rentable con precios del petróleo por encima de entre 30 y 35 dólares.
"Creo que pocos países estarían en condiciones de producir etanol en ese nivel de precios", del petróleo, comentó Job a Efe.
"En ese escenario poco probable, la motivación para el uso del etanol sería estrictamente ambiental y social, pues el aspecto económico estaría perjudicado", señaló.
Mientras, Brasil sigue sacando ventaja y según proyecciones preliminares del Ministerio de Agricultura, para el 2010 está prevista una producción de 24.000 millones de litros de etanol, unos 7.000 millones de litros más que en 2006. EFECOM
ol/lgo
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