Patricia Souza
Tokio, 16 mar (EFECOM).- Takafumi Horie, azote de la vieja guardia empresarial nipona, ha visto hundirse su prometedora carrera de joven ejecutivo por la excesiva querencia al riesgo que le acompaña desde que, con sólo 24 años, fundó la empresa de internet Livedoor.
El ex presidente del imperio Livedoor fue condenado hoy por un tribunal de Tokio a dos años y seis meses de cárcel, sin posibilidad de suspensión, por violar las leyes bursátiles, si bien apeló de inmediato esa sentencia tras declararse, una vez más, inocente.
Lo que algunos ven como el "Enron japonés" es para otros, entre ellos el interesado, una encerrona del mundo empresarial establecido contra los nuevos valores inconformistas que se atreven a retarlo.
Con 34 años, divorciado y con un hijo, Horie ha vivido deprisa y con riesgo desde que en 1996 abandonó sus estudios de Filología para fundar la firma "Vivir en el filo", antecesora de Livedoor, hasta que el 23 de enero de 2006 fue detenido cuando era uno de los empresarios más famosos del país e icono de la economía "puntocom".
En una década, este ambicioso ejecutivo hecho a sí mismo le ha dado a casi todo, desde presentarse sin éxito como candidato independiente a las elecciones por Hiroshima hasta sumarse al turismo espacial; preferentemente a la vista del público y acompañado de hermosas mujeres.
Sin usar corbata y sin estudiar una carrera universitaria, Horie se ha hecho multimillonario, pero también ha pasado de ser modelo de una nueva clase de ejecutivos, decididos a desafiar la convencional normativa empresarial japonesa, a ser acusado de fraude financiero.
Un juzgado de Tokio halló hoy probado que en las cuentas antes de impuestos de Livedoor de 2004 puso un beneficio de 5.000 millones de yenes (42,7 millones de yenes) cuando deberían ser pérdidas de 300 millones (2,5 millones), para así lograr más ganancias bursátiles.
Las tácticas de Takafumi Horie han sido siempre agresivas y poco ortodoxas en un mundo empresarial nipón dominado por hombres grises y educados, vestidos con impolutos trajes y cuyo código de conducta no incluye camisetas ni mucho menos exhibiciones públicas.
Aparentemente la estrategia elegida le dio resultado a Horie porque fundó "Vivir en el filo" con seis millones de yenes (50.000 dólares) y, a finales de 2006, Livedoor valía 600.000 millones de yenes (5.000 millones de dólares) y contaba con 2.500 empleados.
Su credo empresarial ha sido siempre que internet cambiaría la forma en que funciona el mundo.
Además de un portal de internet, Livedoor poseía a finales de 2006 unos 50 negocios, desde asesorías a firmas de ventas de acciones, si bien el escándalo redujo considerablemente su tamaño y la sacó de la bolsa, además de reducir la fortuna personal de Horie.
Se calcula que Horie, para quien el dinero "es la mejor invención humana porque no discrimina", tiene cerca de 300 millones de dólares, cuatro veces menos de la fortuna personal de que dispuso en su mejor época.
No está mal para el hijo de una familia de clase media japonesa, nacido en 1972 en Yame, al suroeste de Tokio, que tenía previsto estudiar Filología y acabó convertido en todo un emblema de las nuevas tecnologías de internet, para lo bueno y para lo malo. EFECOM
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