Empresas y finanzas

Bush sienta las bases para nueva relación energética con América Latina

César Muñoz Acebes

Washington, 14 mar (EFECOM).- El pacto para la promoción del etanol suscrito por EEUU y Brasil es el resultado más tangible en el área económica de la gira por América Latina del presidente George W. Bush, quien se apropió del lenguaje de la izquierda para hablar de economía.

"La alianza entre EEUU y Brasil está en un nivel preliminar, pero si resulta en una colaboración amplia en la producción y uso de etanol, será muy significativa", dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, una asociación que reúne a las principales multinacionales que invierten en América Latina.

Para Estados Unidos es un asunto de política exterior tanto o más que económico.

Lograr que Brasil, los países andinos y América Central y el Caribe se conviertan en fuentes confiables de biocombustible reduciría su dependencia del petróleo de Venezuela y de las autocracias potencialmente inestables de Oriente Medio.

El acuerdo prevé la cooperación de Brasil y EEUU, que producen un 70 por ciento del etanol del mundo, para establecer estándares internacionales, de forma que ese combustible pueda comerciarse a nivel mundial como el petróleo.

Sin embargo, no faltan los detractores al acuerdo. En Brasil, manifestantes paulistas denunciaron que el aumento de la producción de caña de azúcar para su destilado en etanol acelerará la destrucción de los bosques y reducirá el suministro de alimentos.

En Estados Unidos, algunos son escépticos sobre la viabilidad económica de ese carburante "verde", que allí se obtiene del maíz.

"Si Estados Unidos verdaderamente cree que es una alternativa importante para la gasolina, habría que eliminar las barreras comerciales a la entrada de etanol de Brasil", dijo Ian Vásquez, un analista del Instituto Cato, que está a favor del libre comercio.

Antes de partir de Washington, la Casa Blanca ya advirtió de que Bush no hablaría de la supresión del arancel de 54 centavos por galón (3,8 litros) que grava al etanol brasileño.

De él se benefician los productores nacionales del combustible, quienes tienen gran influencia en el Congreso.

Aparte del tema de la energía, el viaje fue diseñado desde el principio como un esfuerzo de relaciones públicas para reparar la vapuleada imagen de Estados Unidos en la región, donde muchos países han experimentado un giro a la izquierda en los últimos años.

La Casa Blanca ha aprendido que un presidente socialista no significa hostilidad automática a EEUU, pero lo que sí le preocupa en el ámbito económico es la mayor injerencia del estado abogada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, y que también se manifiesta en Bolivia y Ecuador, por ejemplo.

Así se explica la parada de Bush en Uruguay, donde el presidente Tabaré Vázquez es de izquierda y al mismo tiempo favorece el libre comercio.

Para Farnsworth, la Casa Blanca ha querido enviar un mensaje a la región de que está dispuesto a trabajar con cualquier Gobierno al que le interese colaborar con EEUU, sin importar su color político.

El comercio, que dominó la anterior gira de Bush por la región, en noviembre de 2005, ha estado relegado a un segundo plano en el viaje que hoy concluyó el presidente estadounidense.

Aún así, en Colombia, Bush prometió que trabajará "intensamente" para que el Congreso apruebe el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado con EEUU, y en Brasil reiteró la importancia de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Sin embargo, la novedad fue que Bush envolvió su discurso económico en el marco de la lucha contra la pobreza y llegó a hablar de "justicia social", una expresión que no usa en su propio país.

"Es un cambio espectacular en el lenguaje, pero lo que está por verse es si le siguen políticas que mejoren las condiciones sociales", según Cynthia Arnson, directora del programa de América Latina del Centro Woodrow Wilson.

Bush ha destacado en su viaje que durante su mandato EEUU ha doblado la ayuda anual a la región, de 800 a 1.600 millones de dólares.

Sin embargo, en esa área tiene competencia. El lunes, Chávez firmó un acuerdo para invertir 2.500 millones de dólares en la construcción de una refinería en Nicaragua. Sólo con ese pacto, el mandatario venezolano empequeñeció la ayuda estadounidense. EFECOM

cma/mla/ao/prb

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky