
El presidente de La Seda de Barcelona, José Luis Morlanes, ganó ayer la batalla para conseguir que la junta de accionistas de la empresa le avale en sus planes para reflotar la compañía. El 88% de los accionistas presentes aprobaron un ampliación de 300 millones de euros que debe servir para dar entrada en el capital a nuevos socios.
Sin embargo, Morlanes se encontró con un obstáculo que no esperaba: el voto en contra de la mutua de seguros Fiatc, que preside Joan Castell.
Castells, que era vicepresidente de La Seda, se vio obligado a asumir la presidencia tras la dimisión de Rafael Español durante un periodo transitorio, hasta que Morlanes le sustituyó. Fiatc se sumó en los votos en contra al colectivo Unidos por La Seda, una plataforma que agrupa a pequeños accionistas.
Entre Fiatc y esta asociación controlan apenas un 4% del capital, por lo que su voto en contra fue mucho más testimonial que efectivo. A la salida de la junta Morlanes declaró que se sentía sorprendido porque "pensaba que Fiatc apoyaría la medida" y aseguró que no entendía cómo la empresa de Castells se había abstenido en la aprobación de las cuentas hasta septiembre cuando la aseguradora ejerció la presidencia y la vicepresidencia durante seis meses en 2009.
Un primer paso
Pese a conseguir su objetivo, Morlanes se mostró prudente e indicó que sólo se ha dado el "primer paso" al aprobar la ampliación de capital, "pero sin un acuerdo con la banca, la reestructuración no está garantizada". "El problema que tenemos es como una puerta con dos llaves: sin la llave de la reestructuración bancaria y sin la llave de la ampliación de capital, no tendríamos salida", añadió.
Por el momento, sólo el 73% de los bancos acreedores se han sumado al acuerdo de refinanciación que propone Morlanes.
Precisamente, la ampliación de capital de 300 millones aprobada ayer consta de dos partes. La primera, de 150 millones, será cubierta por la banca acreedora siempre que se apruebe la refinanciación. Los bancos convertirán créditos en capital. Los restantes 150 millones serán cubiertos en parte por un nuevo socio industrial portugués que se llama BA Vidro y que se ha comprometido a aportar 65 millones de euros. Esa aportación podría ascender hasta 100 millones a través de créditos concedidos por Caixa Geral.
Finalmente, los 50 millones restantes quedan libres y la dirección de la empresa confía en que el mercado los cubra.
La banca ha exigido a Morlanes que la suscripción de la ampliación esté totalmente garantizada, ya que con menos capital es muy difícil que la empresa salga de la situación cercana a la insolvencia en que se encuentra. Para conseguir cubrir la ampliación, la dirección ha decidido rebajar el valor nominal de las acciones a 10 céntimos.