
SEDA BARCELONA
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La junta de accionistas que tiene prevista La Seda de Barcelona se va caldeando a medida que se acerca el día de su celebración: el 17 de diciembre. Mientras la empresa asegura que el 75% de sus 56 bancos acreedores ya se ha adherido al acuerdo de refinanciación, lo minoritarios han enviado una carta al presidente de la compañía, José Luis Morlanes, para que obligue a dimitir a su vicepresidente ante la sospecha de que ha cometido irregularidades en perjuicio de La Seda.
La misiva, depositada ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), reclama a Morlanes el cese de Carlos Gila Lorenzo como consejero y vicepresidente de la compañía ya que posee "una sociedad denominada Top Globe (antes denominada Carlos Gila & Asociados) domiciliada en la misma dirección de Madrid (calle Padre Damián, 5) donde reside uno de los socios de Nuevo Sol Granadella".
Esta inmobiliaria, Nuevo Sol Granadella, recibió 17,4 millones de euros de Jatroil, una filial de La Seda (SED.MC) que le encargó la búsqueda de terrenos para plantar jatrofa, una planta de la que se extrae biodiesel.
Según un informe de KPMG encargado por la propia La Seda, Nuevo Sol Granadella no destinó el dinero a buscar los terrenos, sino que los utilizó para comprar una parcela de terreno recalificada que La Seda tiene en el municipio de El Prat (Barcelona) y a la recompra de una licencia teconológica también propiedad de La Seda.
Carlos Gila, que actualmente es el responsable de renegociar el crédito sindicado de 600 millones que tiene La Seda, fue nombrado en su día consejero de la química catalana por la sociedad Júpiter (ligada al grupo portugués Imatosgil) y decidió dimitir al hacerse público que Imatosgil debía 22 millones a La Seda.
Lejos de dejar el cargo, Gila fue nombrado de inmediato consejero independiente y asumió la vicepresidencia de la compañía. Los minoritarios sospechan que Gila sigue defendiendo los intereses de quien le nombró la primera vez (Imatosgil) y no los de la química catalana.