Mientras la renovación del Plan 2000E -de ayudas directas a las ventas de automóviles- sigue en entredicho, el Gobierno tiene previsto ayudar a los fabricantes de automóviles de otro modo: concediendo subvenciones directas y créditos blandos a las plantas de producción situadas en territorio español.
El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, indicó que se van a reeditar los planes de competitividad de diversos sectores estratégicos como el de la automoción, para el que se intentará mantener los recursos... a pesar del duro ataque del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, contra la industria del automóvil. "Cada vez que hay un problema en un sector empresarial vienen a pedir ayudas, da igual que sean los automóviles o el turismo", dijo el jefe del Ejecutivo en una entrevista a Cadena Ser hace tan sólo tres días.
Sin embargo, Sebastián dejó claro que tan sólo queda por definir la cuantía de las ayudas. "Aún hay que ajustar las partidas, es pronto", afirmó tras su intervención en el Congreso. Además, el ministro de Industria se ha mostrado partidario -en contra de la opinión de Economía, y del mismísimo Zapatero- de prorrogar el Plan 2000E.
¿Son dañinas las ayudas?
Lo cierto es que algunos analistas aseguran que las ayudas tiene un efecto distorsionador sobre el mercado. Según un estudio de Standard & Poor's al que tuvo acceso Ep, los incentivos para la adquisición de vehículos han tenido un efecto positivo sobre las ventas de coches a corto plazo, pero gran parte de la demanda adicional responde "simplemente" al adelanto de compras futuras. Por ello, Standard & Poor's cree que el mercado automovilístico europeo se caracterizará en 2010 por la debilidad de la demanda. Así, la firma de calificación crediticia afirmó que las matriculaciones de automóviles en España cerrarán este año con una caída del 26,4 por y un volumen de 855.000 unidades, mientras que en 2010 el mercado se mantendrá estable con un total de 853.000 unidades.
Las que sí abogan por la prórroga del Plan 2000E son las patronales del sector. Ayer Faconauto pidió que se renovara y advirtió de que, según sus cálculos, entre 38.000 y 40.000 operaciones de venta ya cerradas se podrían quedar fuera del Plan 2000E por el agotamiento de los fondos, lo que tendría un coste de 40 millones de euros para los concesionarios.
Sin embargo, ni la fundación Fitsa, que gestiona los pagos de los incentivos, ni las demás asociaciones del sector pudieron confirmar a elEconomista esta circunstancia. Faconauto señaló que los concesionarios arrastran una demora de entre 10 y 15 días a la hora de introducir los expedientes en el sistema informático creado para que la Fitsa gestione la concesión de las ayudas.