El Cairo, 24 ene(EFE).- El informe de la ONU sobre el desarrollo humano en el mundo árabe de 2005, presentado hoy en El Cairo, destaca que el índice de participación de la mujer árabe en las actividades económicas es el menor del mundo.
Según el documento, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la participación de la mujer árabe en este tipo de actividades sólo llega al 33,3 por ciento, frente a la media mundial de participación femenina que alcanza un 55,6 por ciento.
El informe considera, además, que la sociedad árabe devalúa la participación femenina en actividades económicas y humanas, y que no recompensa a la mujer por su contribución al bienestar humano.
La publicación del UNDP atribuye la "débil participación" de la mujer en el desarrollo económico a la "cultura masculina" que predomina en los países árabes, donde algunos empleadores prefieren contratar a hombres en lugar de a mujeres y a la "discriminación" de la mujer en relación con los sueldos.
Además, destaca que "en los países árabes las mujeres tienen muchas menos oportunidades que los hombres para utilizar sus capacidades de manera efectiva. Sufren más la carencia de derechos humanos y civiles", destaca el documento.
En cuanto al estatus social de la mujer, el estudio asegura que éste se ve afectado por la herencia religiosa y cultural y la imagen presentada por los intelectuales y los medios de comunicación árabes.
El texto, de más de 300 páginas, puntualiza que algunas interpretaciones "estrictas" de la tradición islámica han contribuido al establecimiento de ciertas normas discriminatorias.
El informe agrega que incluso algunos proverbios árabes sitúan a la mujer en un plano inferior al hombre.
El documento reconoce que las constituciones de ciertos países árabes garantizan la participación de la mujer en la vida política, pero destaca la falta de aplicación práctica en los partidos y otras actividades políticas.
Por ejemplo, destaca el avance logrado en los países del Magreb que han adoptado sistemas que garantizan la representación de la mujer en el Parlamento e insta a los países del Mashreq (mundo árabe oriental) a seguir su ejemplo.
También recoge que a pesar de que todos los países árabes cuentan con mujeres ministras -excepto Arabia Saudí-, el aumento del número de ministras entre 2003 y 2005 no refleja una mayor responsabilidad política de la mujer, ya que la mayoría de estas mujeres son miembros de los partidos gobernantes.
El documento asegura, asimismo, que la continuación de las violaciones a mujeres en esta parte del mundo confirma que tanto los legisladores como los gobiernos y los movimientos civiles no han logrado todavía la seguridad y el desarrollo de manera global.
Además, insta a las sociedades y a los gobernantes a luchar contra el "silencio" que cubre este tipo de crímenes.
Por otra parte, cita las malas condiciones de salud en las que vive la mujer árabe, y destaca que la mortalidad maternal alcanza los mil casos por cada 100.000 mujeres en los estados más pobres como Mauritania, y los 7 por cada 100.000 mujeres en los países más avanzados como Qatar.
Pese a que la región árabe sigue siendo una de las menos afectadas por el sida, la mitad de casos de infección por esta enfermedad se dan entre las mujeres, recoge el documento.
En cuanto al nivel educativo, el informe subraya que pese a la "vasta extensión" de la educación entre las mujeres árabes, éstas aún sufren falta de oportunidades para acceder al conocimiento.
El informe pide que se acabe con la desigualdad que sufren las mujeres y que puedan optar a la igualdad con los hombres en el ámbito educativo, sanitario y social.
Además, insta a la adopción de reformas políticas y legislativas para superar los obstáculos a los que se enfrentan para conseguir una mayor participación en la vida política. EFECOM
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