Madrid, 19 ene (EFECOM).- El empresario Juan Vilà Reyes, que protagonizó en los años setenta el caso Matesa, el escándalo económico y político más sonado del franquismo y por el que pasó más de seis años en la cárcel, falleció anoche a los 81 años después de una larga enfermedad, según fuentes cercanas a la familia.
Nacido en Barcelona en 1925, durante la guerra civil Vilá Reyes hizo, con sus familiares, un largo peregrinaje por Francia e Italia y terminó instalándose en Zarauz, donde el padre relanzó una modesta fábrica textil.
Finalizada la guerra civil terminó el bachillerato en Barcelona, su ciudad natal, y a los veinte años obtuvo el título de Ingeniero Técnico Industrial Textil.
En 1942 la familia Vilá abrió en Pamplona un taller escuela que cuatro años más tarde se convirtió en fábrica, Manufacturas Arga.
A la edad de 25 años Vilá Reyes contrajo matrimonio con María Concepción Costa Oller, con la que tuvo siete hijos. En los albores de los años cincuenta, Vilá Reyes fundó su propia empresa, llamada Iwer, que se dedicó a la investigación y creación tecnológica textil, produciendo patentes que habría de vender tanto en España como en el extranjero.
En 1956 nació Matesa, con una docena de millones de capital social, en la que Vilá Reyes fue su consejero-delegado. La empresa se convirtió en una de las más prósperas de los años sesenta, sobre todo por la explotación del telar sin lanzadera.
En julio de 1969 se vio involucrado en lo que sería el mayor escándalo económico del franquismo por su empresa Matesa.
Juan Vilá Reyes fue acusado de estafa e ingresó en la cárcel, donde permaneció tres años. Posteriormente, tras un arresto domiciliario, volvió a la cárcel y quedó definitivamente libre en noviembre de 1975.
Su empresa de fabricación y exportación de telares tuvo rápidamente una expansión por Europa y estableció diversas filiales, entre las que destacaban Publifinance, Brolic y Sodetex, dirigida por Jean de Broglie, primo de Valery Giscard d Estaing.
El objetivo oficial de estas empresas, a las que se sumaron mas tarde nuevas instalaciones en Latinoamérica, era facilitar la exportación de los telares, pero Vila Reyes las utilizó como almacenes de la mercancía que se "autovendía".
El fraude se descubrió cuando el Banco de Crédito Industrial, que había concedido a la empresa créditos por un total de 9.978 millones de pesetas, exigió la presentación de los contratos formalizados con el extranjero para continuar la concesión de prestamos y Matesa no pudo demostrar las supuestas ventas realizadas.
El presidente de Matesa fue condenado por la Audiencia de Madrid el 7 de mayo de 1975, por delitos continuados de estafa y de falsedad, así como por cohecho, y a abonar al Banco de Crédito Industrial una indemnización de casi 9.000 millones de pesetas y al Tesoro Público más de 500 millones.
En total pasó seis años de prisión.
Además, el escándalo provocó el procesamiento de dos ministros y siete altos cargos.
En 1983 inventó un nuevo taller sin lanzadera, fruto de siete años de investigación y completamente diferente al telar sin lanzadera Iwer (fabricado por Matesa), habiendo recibido ofertas de las empresas más importantes del mundo.
Gerente de la empresa Manufacturas Arga (MASA), tuvo frecuentes problemas con el comité de esta empresa hasta el punto de que en febrero de 1985 se querelló contra el mismo.
El 25 de abril de 1986, la Audiencia de Barcelona le absolvió de un posible delito de falsedad y alzamiento de bienes, en relación con la compra de una finca en el año 1967.
En septiembre de 1992 el industrial presentó su libro "El atropello Matesa", en el que atribuyó a cuestiones políticas la ruina de su empresa.
En 1993 entró como socio en la sociedad Esistec, que hasta entonces realizaba parte de su actividad en la instalación de cañones de nieves y que desde entonces pasó a dedicarse también a la recuperación de aguas residuales a través de su filial Biotratamientos, en la que también había capital norteamericano.
En junio de 1994 constituyó otra empresa dedicada también al tratamiento de aguas, Bio Specific Systems. Fue acusado por uno de los socios americanos de desviar los contratos hacia su empresa Bio Specific Systems.
Al margen de sus actividades empresariales, fue presidente del RCD Español en la temporada 1968/69, hasta su dimisión en agosto de 1969. EFECOM
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