Cintra ha vuelto a encontrarse otro socavón en las carreteras texanas, un mercado que se ha convertido en su cara y su cruz al mismo tiempo.
Allí encontró, a principios de año, la gasolina que necesitaba para recuperar la velocidad de crucero tras dos años de sequía, al imponerse en las pujas por las autopistas North Tarrant Express y LBJ Freeway, esta última más conocida como la circunvalación de Dallas.
Entre los dos proyectos suman la nada despreciable cifra de 4.700 millones de dólares (3.350 millones de euros) que, además, son susceptibles de incrementarse con futuros afluentes de estos dos grandes ríos de tráfico.
Pero han pasado cuatro meses y la compañía no consigue cerrar el acuerdo definitivo. Ni parece que lo pueda conseguir mientras no modifique los términos en que está redactada actualmente la parte de financiación pública del proyecto.
Así lo ha advertido el Fiscal General de Texas, Grez Habota, quien ha puesto en cuarentena estas autopistas hasta que el Departamento de Transportes de Texas (TxDOT) acceda a modificar el periodo de pago, ya que es ahí donde está el principal escollo.
Tal y como está redactado actualmente, los 570 millones de fondos públicos que se utilizarán para arrancar la North Tarrant Express se distribuirán en varias legislaturas. Algo prohibido por la Constitución de Texas, que dice que ?una legislatura no puede atar económicamente a una futura legislatura?, recuerda el fiscal general. En la circunvalación de Dallas ocurre el mismo problema.
Negociaciones
Este escollo ha hecho que ninguno de los dos contratos preadjudicados a Cintra se haya firmado en los sesenta días posteriores a su elección como ganador del concurso, como está estipulado. Ni en los sesenta siguientes. Sin embargo, las conversaciones continúan abiertas y a la espera de que el TxDOT encuentre una fórmula acorde con la normativa texana.
Fuentes próximas a Cintra aseguran que la compañía confía en desbloquear el proyecto en las próximas semanas y así poder firmar los contratos definitivos.