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Sólo se registró un caso de gripe aviar en un ave de un humedal vasco

Madrid, 14 dic (EFECOM).- La gripe aviar mantuvo en alerta durante el pasado año a buena parte de las autoridades sanitarias de España, a pesar de que no hubo persona alguna afectada y sólo se halló a principios de verano un somormujo fallecido por este virus en un humedal del País Vasco.

No obstante, la posibilidad de que el virus que hace enfermar y morir a los animales adquiera la capacidad de infectar al hombre con facilidad hace que se mantengan todas las medidas de alerta.

Con la Organización Mundial de la Salud a la cabeza, máxima autoridad internacional en salud humana, se dispararon las alarmas a finales del año 2005, lo que dio lugar a la movilización de Europa y de sus estados miembros y en España a la creación de una Comisión Interministerial de Seguimiento de la enfermedad.

Esta comisión, que continúa activa, acordó la compra de antivirales para el veinte por ciento de la población y hacer frente así a los primeros momentos de la posible pandemia, además de elaborar un amplio dispositivo de acción, y de seguir con especial atención la salud de las aves que se acercan a 34 humedales españoles.

Fue el pasado día 7 de julio cuando se confirmó el hasta ahora primer y único caso de gripe aviar en un ave fallecida en territorio español, en un somormujo que fue hallado muerto en Salburua (Álava), un humedal que fue puesto en cuarentena durante un mes.

La mayoría de los especialistas en salud pública consideran que una vez tomadas las medidas de prevención y ante la posibilidad de una mutación en el virus que pudiera afectar al ser humano de forma epidémica hay que estar tranquilos.

Insisten en que hasta ahora en Europa y en España no ha pasado de ser un problema veterinario, sin repercusión en la salud de las personas, aunque hay otros expertos que alertan de que el peligro de que el virus de la gripe común mute va a existir siempre y recomiendan no bajar la guardia

La crisis llegó de Asia, donde los primeros casos en humanos se detectaron hace casi diez años, en 1997 en Hong Kong, pero la alarma no dejó de incrementarse y a principios de este año fallecieron cuatro adolescentes, a las puertas de la Unión Europea, en Turquía.

El resultado durante estos años no ha dejado de ser dramático, ya que a causa del virus de la gripe aviar se contabilizó la muerte por este mal de al menos 258 personas que mantuvieron siempre un contacto muy directo y prolongado con los animales.

Además fallecieron o se sacrificaron para detener la epidemia entre las aves más de 150 millones de estos animales en todo el mundo.

En las personas, el virus de la gripe aviar provoca síntomas parecidos a los de la gripe común, ya que comienza como una enfermedad respiratoria de tipo infeccioso, pero avanza de forma muy rápida hasta dañar de forma irreparable los pulmones. Se ha comprobado además que los más jóvenes son más vulnerables a la infección.

El contagio se produce tras un contacto muy estrecho con el animal enfermo, casi siempre aves, aunque también se ha detectado en otros animales, como cerdos y felinos.

El pasado mes de junio, la OMS constató una leve mutación del virus de la gripe aviar, el H5N1 en una familia indonesia, lo que avivó el miedo a la transmisión entre humanos y al peligro de una pandemia, pero se ha quedado en un caso aislado.

El peligro, en la mente de todos los epidemiólogos, es que el virus H5NI coincida en algún momento con el virus de la gripe común y que el intercambio de genes origine uno nuevo, capaz de transmitirse con la misma facilidad que lo hace la gripe que sufrimos todos los años.

Las dificultades para la vacuna se deben a que no hay manera de conocer las características del nuevo virus y de fabricar un producto para desarrollar la inmunología, proteger a la población, frenar la epidemia y evitar así la enfermedad a escala planetaria.

Los intercambios entre virus de la gripe humanos y aviares fueron la causa de las tres grandes pandemias de gripe registradas en el pasado siglo XX, en los años 1918, 1957 y 1968, que causaron la muerte de millones de personas, sobre todo la primera, conocida como la gripe española.

Pero las condiciones sanitarias de entonces no son las de ahora y el mayor conocimiento sobre cómo frenar una pandemia, así como las mejores infraestructuras sanitarias, de alimentación, higiene y condiciones de salud generales de la población hacen que sea menos probable una crisis sanitaria de la magnitud de las citadas. EFECOM

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